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La mañana siguiente, Avy se despertó con una sensación de vacío, como si una sombra la hubiera seguido desde el instante en que vio esa amenaza. Decidió que no podía ignorarlo, que debía enfrentar a Marcus y dejarle claro lo que estaba ocurriendo. Ya no podía seguir viviendo con esa incertidumbre. Mientras tanto, Claribel había comenzado a poner en marcha la siguiente fase de su plan. La satisfacción inicial de ver el miedo reflejado en los ojos de Avy no había sido suficiente. Necesitaba más, necesitaba que Avy se desmoronara, que sintiera la presión de la situación y se alejara por completo de Marcus. En su mente, había una obsesión: no solo quería que Avy desapareciera, sino que quería que Marcus regresara a ella, a su lado, donde siempre había estado. Pasaron días en los que Claribel