When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
El whisky en el vaso se balanceaba, reflejando las luces tenues de la oficina. Marcus estaba sentado al borde del sillón de cuero, con los codos apoyados en las rodillas y el rostro entre las manos. Su respiración era pesada, como si cada exhalación le costara más que la anterior. -¿Dónde dejaste a mi amigo? -preguntó Eliezer, colocándole un vaso en la mano. Su tono era serio, incluso un poco áspero-. Porque este que tengo enfrente, te lo juro, no eres tú. Marcus levantó la mirada. Sus ojos estaban cansados, apagados, como si el peso del mundo le hubiese caído encima. Tomó un trago largo, dejando que el líquido le quemara la garganta, pero no respondió de inmediato. -Vamos, Marcus -insistió Eliezer, sentándose detrás de su escritorio con una postura que dejaba claro que no iba a soltar