Me desperté temprano, notando la ausencia de Eduard a mi lado, esa sensación vacía volvió. Recordé que me había dicho que no se quedaría anoche. Me levanté bostezando y me dirigí a la ducha. A pesar de mi deber en el trabajo, recordé que no debo abusar de mi posición con el jefe, quien es también mi pareja. Opté por una falda de tubo color vino tinto, que caía justo encima de las rodillas, y una camisa blanca entallada con un sugerente escote y algunos botones sueltos. Complementé el conjunto con tacones de aguja y dejé mi cabello n***o suelto y bien arreglado. Para finalizar, me rocié con el perfume favorito de Eduard y evité las joyas llamativas, optando por unos sencillos, aunque costosos, aretes. Al mirarme al espejo, quedé satisfecha con mi apariencia. Tomé mi bolso, metí el celul