— Debemos volver al hotel — dijo Nathalie aún pegada al pecho de Evans, él negó rápidamente. —No quiero, estoy muy cómodo aquí contigo — ella se rió al oírlo, parecía un niño pequeño haciendo una pataleta, por lo que levantó su cabeza. — Voy a morir de frío aquí — en realidad era mentira, el clima estaba muy fresco — además creo que podemos estar así, pero en la habitación del hotel, en la cama, muy cómodamente —Evans la miró con una sonrisa moja bragas. —¿Volverás a hacer mía? — su voz salió ronca y eso hizo que Nathalie se removiera incómoda, pero era porque cada vez que me hablaba así ella simplemente se excitaba. —Ya soy tuya cariño — dijo sincera, Evans le hacía ver el mundo distinto, ella simplemente le pertenecía. Evans al escucharla sintió su corazón latir tan rápido que pen