—Alice…—su madre tocó su rostro, pero la joven no despertaba.—¡Alice! —¡Mamá!—abrió los ojos de manera exagerada, un poco alarmada por la manera en la que su madre la despertaba. De inmediato la señora abrió su armario y comenzó a buscarle topa.—Allí no hay nada que me sirva, ya todo me queda grande. ¿Qué es lo que sucede, mamá? Es muy temprano. —¡Tú esposo está aquí!—su voz alarmada causó lo mismo en Alice, pensando lo peor. Vio la hora en el reloj que estaba en la pared y sintió más miedo. ¡Era muy temprano! ¡¿Qué hacía Robert allí a esa hora de la mañana?! —¿Qué? ¡¿Qué hace Robert aquí?! —Está hablando con tu padre y llevan más de media hora. —¡Maldición! —¡Alice! —¡Estoy nerviosa! No quiero que intente que el matrimonio siga, ¡no quiero! Y si lo hace…¡ya verá! ¡¿cómo puede