Habían pasado cuatro días desde que Lilly fue llevada.
La niebla de la cascada aterrizaba en el rostro de Lilly mientras se sentaba cerca de la pequeña poza de agua. Miró el agua clara y se fijó en su reflejo. Nadie había venido por ella. En el fondo, realmente pensaba que su grupo vendría por ella. En cierto sentido, se alegró de que no lo hicieran. No quería ver sangre derramada en ninguno de los dos lados, pero había una dolorosa realización de que la habían abandonado.
"¿Por qué me importa de todos modos? Después de todo, Tyler me lastimó de nuevo. Debería ir a donde me quieran." Lilly razonó en su cabeza.
—Te importa porque quieres estar con él. También sabes que él se preocupa por ti. —Kira le recordó en voz baja, aunque ella también se sentía un poco abandonada en este punto.
