1
Ethan
Vi con ojos como cuencos que Natalie se iba junto a Ashton (tomados de la mano) lejos de mí, porque era obvio que me estaba evitando y encima, luego de soltar esa bomba.
¿Se regresaba a Inglaterra? ¿Era en serio?
Al principio, me quedé parado sin saber qué hacer, pero luego decidí que era algo que tenía que hablar claramente con mi primo, su actitud había cambiado y ahora estaba demasiado cerca de Natalie, cosa que me ponía los pelos de punta.
No, no podía sentir celos de él… pero no podía evitarlo, sentía celos de todo aquel que se acercara a Natalie.
—Demonios, ya decídete, ¿quieres? —refunfuñé de mal humor, tratando de hallar la manera de hablar con Ashton a solas, ya que parecía estar imantado a mi prima.
Finalmente pude interceptarlo y se veía tan tranquilo, que me provocó descargar mi frustración en él, pero parecía que esperaba esa confrontación.
—Quieres hablar conmigo, lo sé —suspiró cansado, sin siquiera voltear a verme—, pero créeme que no es conmigo con quien quieres hablar.
—No te hagas el listo —lo tomé de la camisa y lo atraje hacia mí. El pelirrojo ni siquiera se inmutó—. Dime qué cosa te traes con Natalie.
Sentía una sensación horrible en el estómago, pensé que debía cuidarme del amiguito de Inglaterra, pero que sea mi propio primo…
—Ahh… con ella —fingió estar pensativo—. Pasa, querido primo, que camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.
—¿Qué dices? —lo miré confuso.
—Quise decir que… —ladeó la cabeza y sonrió—, has desaprovechado tu oportunidad y yo no seré tan incauto como para no tomar ventaja en ello.
Di un paso atrás. ¿Acaso era lo que estaba pensando?
—¿Ventaja? —sentía mi respiración entrecortada—. ¿Es que acaso…?
—Sí, exactamente como estás pensando —sus ojos chispeaban, divertidos—. Has rechazado a una dulce chica que me gusta y bueno… voy a aprovechar que la dejaste mal, para que pueda encaminar sus sentimientos hacia mí…
Ahora sí sentí que me faltaba el aire. ¿Cómo podía decirlo así tan campante? ¡No podía estar hablando en serio!
—N-no es cierto… t-tú no me harías eso… —apenas podía hablar.
—¿Hacerte qué? —me miró curioso y luego se alzó de hombros—. No es que deba importarte mucho, de todos modos la has rechazado…
—¡¿Puedes dejar de repetir eso, maldita sea?! —lo tomé nuevamente de la camisa, sintiendo la ira lamer mis venas—. ¡Te prohíbo que te acerques a mi prima! ¿Lo entiendes? ¡No te quiero ni a un metro cerca de ella!
Ashton me miraba sin perder un sólo gramo de compostura, parecía que se estaba divirtiendo con mi actitud, pero es que no podía controlarme y estaba harto de sus manipulaciones para provocarme.
—Pues temo que no voy a poder cumplir con eso, querido primo —se soltó de su agarre, mirándome con seriedad—. Debería romperte la cara por haber lastimado a Natalie de esa forma, cuando ambos sabemos la realidad de tus sentimientos.
Boquee dos veces sin saber qué decir. ¿Cómo es que lo sabía con tanta certeza?
—Y-yo… no sé d-de qué me hablas… —desvié la mirada, no soportaba la suya tan inquisidora.
—En verdad no pensé que fueras tan cobarde, Ethan —volvió a sonreír, esta vez con burla—. Como te dije, es imposible que pueda alejarme ahora de Natalie, total… —me sonrió de manera extraña—, es a mí al que le ha pedido un beso hace menos de diez minutos.
Y se fue, dejándome con la boca abierta de la impresión. ¡No podía ser cierto!
¡¿Natalie le había pedido un beso a él?! ¿A Ashton? Demonios, eso tenía que ser mentira, debía ser un invento de ese idiota solamente para hacerme enojar.
Por otro lado, sentí miedo. ¿Y si Ashton cumplía su cometido? Ya había visto a Nat cómoda a su lado o sonrojándose por alguna broma subida de tono de mi primo.
¿Sería posible que encaminara lo que sentía por mí hacia él?
Me removí inquieto, sin siquiera ser capaz de imaginar cómo me sentiría si eso llegase a pasar.
**
—¿Que hiciste qué? —gritó el pelinegro en mi oído, provocándome más jaqueca de la que ya cargaba—. ¡Serás idiota!
—Oye, gracias —murmuré de mal humor, adolorido—. Se supone que eres mi amigo.
—Luego de esto, sólo tengo ganas de golpearte hasta no dejar nada sano en tu cuerpo —dijo molesto y supe que hablaba en serio—. ¿Es por esto que Natalie anda por ahí como zombi?
—Ya no sé qué hacer para que me hable… —musité, haciendo una mueca.
—¡Pues qué esperabas, hombre! —puso los ojos en blanco, soltando un bufido—. No quiero sonar fastidioso, pero ha sido la peor decisión que has tomado en tu vida, Ethan.
—¿Y qué esperabas? —me volví a él, irritado—. ¡Es mi prima! ¡Se supone que…! —me callé, sin ser capaz de decir lo que pasaba por mi mente.
—¿Y? —bufó de nuevo—. Amor es amor, Ethan.
—No empieces, Chris… —pedí de manera cansada.
Él no dijo nada por unos segundos, aunque supe que no se detendría allí.
—Se oyen rumores… —hizo una mueca y volteé a mirarlo, ceñudo—. Se dice que su amiguito de Inglaterra la invitó a salir y que Natalie aceptó encantada.
Tragué el nudo que se había formado en mi garganta.
—E-eso no puede ser verdad —sacudí la cabeza con incredulidad—. ¡Joder! ¿Acaso todos quieren ahora con Natalie?
Apreté los puños a mis costados, ante la mirada atenta de mi mejor amigo.
—No sé qué esperabas, en verdad… Natalie es una chica muy linda —se encogió de hombros—. Y si no es su amiguito Kevin, será Ashton, Pedro o cualquier otro chico.
—No lo permitiré —hablé entre dientes.
—Lamento decirte que no podrás hacer nada, Natalie es una chica guapa y es normal que atraiga a los chicos…
—¡¡Dije que no lo permitiré!! —grité de mal humor, levantándome de la silla.
Varias chicas exclamaron asustadas, pero no le di importancia y me fui dando grandes zancadas hasta la cancha, donde quería liberar estrés practicando un poco.
Además, tendría el encuentro con el idiota de Kevin y necesitaba estar en condiciones para ganarle, no me importaba quién se creía que era.
***
Natalie
—Gracias por ayudarme, Nat —me volví para sonreírle, aunque mi sonrisa no llegaba a los ojos—. En verdad lamento quitarte de tu tiempo, ya sé que tienes mucho trabajo con lo de la obra…
—No te preocupes, yo quise hacerlo —susurré, recogiendo los últimos balones desperdigados por la cancha.
—Oye, ¿estás bien?
—¿Eh? —volteé a mirarlo, confusa—. Ah, sí sí sí, estoy bien.
Había tratado de ignorar lo más posible a Ethan dentro de la casa y en la escuela ni siquiera había intentado acercarse a mí. Por un lado lo agradecía, pero por otro…
—Pues no parece —lo escuché murmurar y tuve que suspirar. Obviamente me conocía bien y que quizás sabía las razones de mi comportamiento, pero no quería hablar ahora de eso…
—¡Ah, lo que me faltaba! —me sobresalté al escuchar esa tan bien conocida voz y de inmediato me puse nerviosa—. ¿Se puede saber qué haces aquí, perro?
¿En serio ahora iba a hacer como si no me conociera? Sentí una punzada aguda en mi pecho.
—Yo ya me iba —respondió el aludido de manera sombría—. Vamos, Nat.
Me tomó de la mano, pero del otro lado sentí un tirón y alcé la cabeza, asombrada al ver que había sido Ethan y que ahora me miraba de manera suplicante, desesperada e incluso dolida.
Un nudo se me formó en la garganta al verlo así y quise golpearme. ¿Por qué, a pesar de todo, sentía compasión por él?
—Natalie… necesito hablar contigo —me solté de su agarre y me miró con el rostro descompuesto—. Por favor, sólo serán unos segundos.
—No quiero hablar contigo…
—Quiero que me aclares algo de Ashton… —sentí mi rostro arder y su mirada curiosa, atenta a cada uno de mis movimientos, no ayudaba en nada—. Si es verdad algo que él dijo.
¿Verdad qué cosa? ¡¿En qué lío me había metido ahora ese pelirrojo?!
—En tal caso, mejor lo aclaras con él… —me di media vuelta, pero él volvió a asirme—. ¡Ya suéltame, Ethan!
—¡Oye, suéltala! —exclamó Kevin, molesto, pero Ethan hizo como si no estuviera allí.
—¡Quiero que me respondas, maldición!
—¡¿Y a ti que te importa lo que haga o deje de hacer?! —exclamé, furiosa y dolida.
Ethan parpadeó rápidamente y yo puse los ojos en blanco, bufando sonoramente.
—Nat, no quiero que sigamos… —volteó a ver detrás de mí y frunció el ceño de repente—. ¿Será que puedes despachar al perro? Quiero hablar contigo a solas…
—Lo que tengas que hablar con ella… —comenzó a decir Kevin.
—Por favor, déjanos solos —pedí suplicante, no sabiendo si era del todo una buena idea.
—Pero, Natalie…
—Yo estaré bien —sonreí, dándole un abrazo que hizo gruñir a Ethan—. Después hablamos, ¿sí?
—Llámame si necesitas algo… —me miró con preocupación, acariciando mi mejilla—. Un abrazo, hablar, sacar la basura… —miró a Ethan desafiante, el cual tenía una sonrisa burlesca en su rostro, que quise borrar a punta de trancazos.
Kevin se fue, luego de lanzarme una última mirada cargada de preocupación. De seguro me arrepentiría, pero aquí iba de idiota…
—¿Y bien? —me crucé de brazos, mirándolo con una ceja alzada.
Debía admitirlo para mí misma, mi corazón latía acelerado esperando a que hablara y planeara hacerme una escena de celos… pero estaba pidiendo demasiado.
—Esa es mi línea, Natalie —sonrió de medio lado, pero volvió a ponerse serio—. ¿Vas a decirme qué te traes con Ashton? ¿O es que acaso andas más bien con tu amiguito?
Fruncí el ceño, molesta. ¿Acaso era tonta? ¡No tenía por qué escucharlo!
¿Por qué luego de lo que me había dicho, ahora venía a reclamarme de esa manera? ¡Era absurdo! ¡Ya había dejado todo claro! ¿No?
—No tengo que darte explicaciones de nada, Wells —imprimí todo el ácido que fui capaz y lo vi mirarme consternado, casi con asombro.
—Pues yo opino lo contrario, Thompson —se arrimó más a mí y quise golpearlo en su bello rostro.
¡Por qué diantres se acercaba tanto!
—¿Entonces ahora te importa? —me crucé de brazos, alzando la ceja de manera desafiante.
—Siempre me ha importado…
—Ajá… no pienso decirte nada —bufé de mal humor.
—Natalie, en serio quiero saber…
—No —lo corté rápidamente—. No debería importarte lo que haga con mi vida, así que déjame en paz… y en cuanto a Ashton… ¿por qué mejor no le preguntas a él lo que ocurre entre nosotros?
—¿En serio van a pasarse la explicación como una pelota de ping-pong? —exclamó de mal humor.
—A ti no te importa eso, Ethan —hablé en tono cansado—, así que no me hagas perder mi tiempo…
—¿Y quién dice que no me importa? —exclamó airado y de inmediato su rostro se coloreó, desviando la mirada, incómodo.
—¿Qué dices? —apenas podía oír mi propia voz. ¿Por qué seguía aquí, hablando con él? ¡No tenía sentido!
Sus ojos refulgieron con algo, aunque sólo lo vi como una milésima de segundo.
—Tienes razón, no es que me importe, Natalie —seguía mirando hacia los lados, siendo incapaz de mirarme a los ojos—. No sé qué me pasó, no debería estar actuando así…
Su voz se apagó hasta casi convertirse en un murmullo. Fruncí el ceño, porque nuevamente una idea comenzó a abrirse paso en mi mente.
Y entonces, de la nada, recordé algo.
—Mientes… —dije de pronto, sin bases, fundamentos o pruebas, pero sintiendo la seguridad de que cada palabra era cierta—. Siempre desvías la mirada cuando mientes, Ethan… porque crees que es de mala educación ver a los ojos a alguien y apuñalarlo por la espalda al mismo tiempo…
Él abrió los ojos de golpe.
—Creí… creí que habías olvidado eso… —susurró sin aire, evidentemente asustado—. Estaba seguro de que tú no…
—¿De qué yo no…?
—De que tú no… —entonces pareció reaccionar, su mirada se volvió seria—. Basta. Dejaré este asunto hasta aquí.
Se dirigió a la salida, pero esta vez fui yo quien me interpuse.
—¿Qué ibas a decir hace un momento? —exigí saber, confundida.
—Nada —mintió él, intentando rodearme, pero se detuvo al ver que había empezado a sollozar. Apretó los dientes, seguramente molesto consigo mismo y se acercó a mí, quizás dispuesto a consolarme—. Basta, Naty…
—¿D-De verdad no sientes nada?
—Yo… necesito aire —masculló justo antes de salir corriendo, dejándome allí, con el corazón destrozado.
**
Revisé mi celular, intentando distraerme, antes de notar que había recibido un nuevo mensaje de texto.
—¿Señorita Natalie? —llamó Adam.
—Kevin me ha invitado al cine —susurré, con un pequeño puchero.
—¿Quiere que la acompañe? —preguntó él, consciente de que no era el mejor momento para que saliera.
—Tranquilo —le respondí, me vi en el espejo que tenía enfrente e hice una mueca—. Será mejor que me arregle un poco.
No quería que Kevin me viera en este estado, pues me conocía tan bien, que de inmediato intuiría que algo iba mal. Y lo último que quería era contarle absolutamente todo acerca de mi amor prohibido y no correspondido.
Adam se puso de pie y se llevó los restos de comida, para darme espacio para que me cambiara.
Me puse una ropa casual y arreglé mi cabello, lavé mi rostro para borrar cualquier rastro de llanto anterior y sonreí frente al espejo.
Mientras no viera a Ethan por el momento…estaría bien.
La puerta sonó.
—Pasa Adam, estoy lista —respondí calmada.
Pero para nada era Adam, era a la única persona a la que deseaba ver y no ver al mismo tiempo.
Bajé la vista para pasar a su lado, lista para ignorarlo. Pero Ethan me sujetó del brazo, haciéndome frenar.
—¿A dónde vas? —preguntó.
Intenté soltarme, pero él no me dejo.
—Saldré con Kevin —contesté algo hosca, segura de que así me soltaría.
—No salgas con él —pidió, con dolor en la voz.
—¿Por qué?
Si ya me había dejado claro que no sentía nada por mí… ¿Qué le importaba con quién planeaba salir?
Ethan respiró y se llevó la otra mano al cabello.
—No quiero que lo hagas —admitió por fin, bajando la vista, avergonzado—. Me pone algo celoso…
Me liberé de golpe, furiosa.
—Basta… —pedí con voz quebrada—. ¿Por qué te burlas de mí? —él me miró con sorpresa, sin comprender. En cambio yo, sentí el pecho apretado—. M-Me confesé a ti, lo entiendo. Fue estúpido, lo sé, pero no es necesario que te burles de mí, recordándomelo a cada instante…
—No me burlo de ti —se acercó a mí, poniéndose muy cerca—. Lo decía en serio.
—Basta… por favor —di un paso atrás, dolida—. Ya sé que no sientes nada por mí, pero no tienes porqué fingir celos para hacerme sentir mejor… sé que no me ves de esa manera, que tal vez esté subida de peso, que no te parezca tan linda y femenina como otras chicas o...
—No es eso —insistió él—. Sólo creo que no soy el sujeto indicado para ti. Nada más. De seguro pueden haber más chicos en quienes puedas depositar tus sentimientos, alguien más que no sea yo…
Oh perfecto, y ahora la típica excusa del "no eres tú, soy yo".
Como si no fuera lo suficientemente obvio cuál era el único problema aquí.
—Es porque somos primos —decidí, con el corazón roto—. Lo tengo claro, Ethan… fue estúpido lo que hice, sólo dejémoslo así, ¿vale?
Él negó con la cabeza.
—Es que en serio no eres tú. Soy yo el del problema, Natalie.
—¡Eso no, por favor! —pedí con dolor—. Es lo peor que le puedes decir a una chica, idiota.
—Pero es verdad —siguió él, fijando sus ojos sobre mí y hablando con calma.
—¿Y entonces por qué me lo dices?
—Porque creo que es importante que sepas por qué no debo corresponder a tus sentimientos… —continuó, fijando su vista en mí—. No es porque seamos primos…
—Pero dijiste que era incorrecto que…
—Ya lo sé —comentó algo avergonzado—, pero me puse nervioso y solté lo primero que se me vino a la mente… y ahora quería aclarártelo, porque lo pensé mejor… —hizo una pausa—. Te quiero mucho y lo sabes, no como prima, sino como mi mejor amiga… y temo lastimarte con una relación, si es que llegáramos a tenerla… porque sí, te lastimaría. Porque simplemente no sirvo para ese tipo de cosas y me conozco lo suficiente como para saber que no debo confiar en mí para algo así… y en verdad no deseo hacerte daño.
—Eso es…
—Complicado —sonrió de lado—. Ya sabes, no te veo como a mi prima, eres mi mejor amiga.
"Una amiga a la que has rechazado"
—¿Y si no tuvieras miedo? —me atreví a preguntar.
—Eso no pasará —comentó, con seriedad.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque soy yo, Naty, no merezco tener una relación con nadie… —hizo una pausa—, además, a pesar de que sólo puedo verte como una amiga… tampoco es como que pueda ignorar la sangre que nos une. En el fondo seguimos siendo primos… aunque yo no lo quiera.
Y se marchó, dejándome allí, con más ganas de llorar que antes. No importaba lo que dijera… seguía sonando como una mala excusa.
Era como decir: "si no fuera porque temo lastimarte, saldría contigo…pero acabo de recordar también que somos primos, así que no se podrá jamás"