Estaba a punto de decirle algo a su amiga, pero gracias a un sonido fastidioso sus palabras fueron interrumpidas.
Con una expresión de fastidio se levantó de su cama para buscar su celular y apagar la alarma que le informaba que ya era otro día.
Suspiró.— uff, ¡¿por qué siempre es lo mismo?!.— dijo para si mismo.— ¡siempre tienes que ser tú quien me interrumpe en mis sueños!, aggg.— lanzó el móvil hacia el sofá de su habitación.
Con pocas ganas de ir a la escuela se levantó para lentamente proceder a alistarse, todo iba bien pero al escuchar a su mamá llamarlo desde el primer piso comenzó a apresurarse. Ya listo tomó su mochila y bajó corriendo las escaleras sin pensar en las consecuencias, ya que a medio camino las agujetas de sus zapatos se desataron provocando su tropiezo.
Para su suerte cayó cuando le faltaban dos escalones para llegar a la planta baja, así que el dolor no fue tan grande. En esos momentos al ver a su alrededor se sintió avergonzado, ya que su madre y su padre lo estaban observando en silencio con un gesto de desaprobación, así que solo se levantó del suelo sin decir nada y salió de su casa casi corriendo.
— ¡¿Por qué siempre me miran así?!.— pensó.— siempre esperan lo mejor de mi....—;dijo para si mismo aún manteniendo el ritmo de su andar.— cuando en realidad...
Trató de demostrar la mejor sonrisa que podía a todos los que pasaban por su lado para evitar que las lágrimas cayeran. Pero lamentablemente le fue inútil en esos momentos, siempre llevaba esa carga en su espalda, el dolor de no poder complacer a sus estrictos padres.
Con una sonrisa fingida solo dejó de correr para tomar un ritmo más tranquilo, ya que a su alrededor lo miraban extraño. Quería no pensar en sus padres pero su mente era más fuerte y lo traicionó recordándole todos los reproches de sus padres.
"¿Por qué no tienes pareja?,
hmm, te estás quedando atrás."
" Solo eres un niño que no sabe
hacer nada bien..."
"¡¡Deja de lado ese sentimentalismo.
me avergüenzas!!"
"Ethan déjate de tonterías, la vida es difícil,
y debes de saberlo niño, siempre
quieres resolver todo con una sonrisa....
que estúpido."
"¡Tus calificaciones están mal!,
siempre debes de buscar lo mejor"
"Aprende a caminar bien que siempre te
tropiezas, me avergüenza decir que eres
mi hijo."
"¡¿Eres tonto o qué?!, ni dejar un
simple plato en el fregadero puedes."
"Eres una desgracia, no deberías llevar
mi apellido. Ojalá hubiese hecho caso,
tener otro hijo para compensar
tus tonterías."
Aquellas palabras resonaban en la cabeza de Ethan como un eco que no tenía final, sus piernas comenzaron a temblar y al final dejó ver su lado sentimental.
— Siempre me esforcé, por más que lo intenté... siempre lo que hago es un fiasco,...- dijo para si mismo con lágrimas en los ojos.- la verdad es que no los entiendo...
Las lágrimas que tanto reprimió al fin salieron, la verdad es que Ethan se encontraba muy mal ante las presiones de sus padres, y estas se habían vuelto más frecuentes cuando tuvo que regresar a su casa por el dolor en el pecho.
- Como quisiera dormir para dejar de lado esto...- pensó.
Aún se encontraba destrozado al recordar las palabras hirientes de sus padres, pero al ver que faltaban pocas calles para llegar a su colegio rápidamente trató de secar las lagrimas para solo dejar ver una sonrisa que ocultaba todo su dolor.
Pobre joven, sus esfuerzos por ser mejor que sus padres eran en vano, ya que estos siempre le pedían que fuera serio y de corazón de piedra pero el era lo contrario: amable, sentimental, optimista y alegre.
Cuándo al fin llegó a la entrada se encontró con sus amigos, quienes le comenzaron a hacer reír con sus comentarios, ya que lo habían visto y sabían lo que tenía que pasar día a día con esa pareja que se hacían llamar los padres del rubio.
Mientras que en la otra parte del país, después de un largo día en la preparatoria en la que estudiaba la joven castaña debía hacer la tarea y luego prepararse para ir al trabajar pero a causa del cansancio cayó dormida después de terminar sus deberes.
Su móvil sonó a lo cual rápidamente llena de preocupación contestó la llamada para percatarse de que era su jefa quien le llamaba para darle un pedido para que anotara, al terminar la llamada y anotar en una hoja de su cuaderno el pedido, se comenzó a cambiar de ropa para salir corriendo de su casa hacia su lugar de trabajo.
Eran las 8 cuando ella llegó a pesar de que hace 2 horas atrás debía haberse presentado, parecía que ese día se había levantado con el pie izquierdo después de lo que había pasado en su preparatoria. Para su suerte su jefa no le sermoneo o le p**o menos, al contrario, esta entendió que tuvo un día demasiado pesado incluso por sus repentinas taquicardias a causa del calor y estrés.
Pasó los pedidos que habían llegado e incluso lo que los clientes le habían pedido para comer, al tener unos minutos libres caminó hacia donde estaba el dispensador de agua para servirse agua y sacar unas tabletas de la bolsa de su pantalón.
— Hmm, espero que las pastillas desaparezcan el dolor de pecho.— pensó mientras miraba la tableta que le había recomendado el doctor.
Las horas de trabajo pasaron demasiado rápido, no paraban de llover le pedidos que la agotaron.
El turno terminó, ya era la 1 de la madrugada cuando llegó a su casa, antes de irse a dormir se dio un baño para quitarse el olor a comida y preparó su mochila con el horario correspondiente del día y plancho el uniforme.
Después de hacer todo lo que tenía pendiente, ya eran las 2 y así se fue a la cama, deseando que el día siguiente fuese mejor dejándose caer en los brazos de morfeo lo más rápido posible por el cansancio.
~En el sueño~
Parecía un lugar un poco oscuro, pero al seguir las antorchas que iluminaban aquel lugar logró salir y percatarse que no era una simple casa en la que se encontraba, si no que era un templo enorme, mejor dicho era la misma pirámide a la que Ethan la había llevado hace unos sueños atrás.
Aquellas vistas podían dejar boquiabierto a cualquiera, pero Amanda se encontraba un poco confusa por aquel escenario que se encontraba frente a ella, pero para su suerte llegó Sey.
—Amm Sey, ¿qué hago aquí?.— preguntó un poco preocupada.
— Ay señorita Amy, no debe asustarse.— respondió con una sonrisa.— que hoy será el día más feliz de su vida.
Aquellas palabras provocaron miedo en Amanda, ya que sabía a lo que se refería aquel hombre, por que esas palabras siempre las repetía su madre antes de sucedieran sus problemas matrimoniales:
"Ay Amy, el día más feliz de una mujer es cuando contrae matrimonio, a y también cuando esta por tener un hijo"
¿Era cierto?, ¿Cuándo atarse a alguien es ser feliz?, esos pensamientos pasaron por la mente de la chica, pero fueron interrumpidos por su acompañante quien seguía feliz.
— Mi Lady, es mejor que se comience a preparar.— dijo para comenzar a dar pequeños brincos.— su prometido pronto llegará para prepararse.
Amanda seguía un poco confundida, pero Sey la tomó de los hombros y llamó a tres mujeres quienes solo la llevaron a una habitación donde comenzaron a maquillarla y a vestirla a la fuerza.
Cuando terminaron, la castaña solo salió de la habitación con la esperanza de huir. Pero para su mala suerte al ver al final de los escalones, notó que ya estaba todo listo para "la boda", pero tomó valor y corrió para descender los escalones de aquel templo. Al llegar hasta donde se encontraba una multitud, se encontró con sus seres queridos y amigas quienes al verla comenzaron a felicitarla.
— Mamá, yo...
— Ay, hija, no digas nada.— interrumpió un poco sonriente.— veo que ya tienes a alguien que te va a querer, además se que esto es por un bien para todos.
— Pero...
Sus palabras fueron interrumpidas de nuevo pero esta vez por sus amigas quienes la abrazaron.
— Amm, ¿por qué se alegran?.— Amanda les preguntó un poco confundida.
— Amy, se nota que él es perfecto para ti.— respondió Daniela ante su pregunta.
— ¡¿C-cómo?!, no entiendo cómo te atreves a decir eso si ni siquiera lo has visto.— habló un poco molesta.
— Ay Amy, hace media hora que lo llevaron a vestirse.— respondió Mariana.
— Aww Amy, mírate.— dijo con un brillo en los ojos.— pareces una princesa y con el chico... uff, él es perfecto para ti.— terminó de hablar Wendy.
Amanda no sabía que hacer en esos momentos ya que cada palabra de sus amigas la hacían querer llorar de frustración, pero al sentir una mano en su hombro solo observó a otra de sus amigas, esperando a que hablara, pero al escucharla se sorprendió.
— ¿Por qué no dejan que ella hable?, al parecer Amy no está tan segura de esto.— habló Sofía.
— Y-yo...— dijo con la voz quebrada.— no... n-o q-quiero....
—Amy, no llores.— dijo Daniela para limpiar las lágrimas que comenzaron a correr las mejillas de Amanda.— que este día debe ser especial.
—¡¡¿Cómo quieres que no lo haga?!!.— respondió Amanda.— ¡¡si ni siquiera se quien es mi futuro esposo, además yo no siento nada por él!!
Las amigas de Amanda se quedaron en silencio a lo que ella decidió correr lejos de ahí sin importarle que llevaba un vestido blanco no tan brumoso y tacones, dejando a su paso pétalos de la diadema de flores que llevaba en el cabello junto a un largo velo que era ondulado por el viento.
— ¿Por qué deben decidir por mi?, yo... yo.... ¡¡NO QUIERO CASARME CON UN DESCONOCIDO, Y MUCHO MENOS SI NO SIENTO NADA POR ÉL !!