Lucrecia. Ignacio—. ¿Te decidiste qué comer?. Lucrecia—. No creí que ibas a venir a comer, ya me estoy cocinando. Ignacio—. Te lo dije en la tarde. Lucrecia—. Pues ven. —me cargo en la mesada suspirando porque no sé que hacer. Ignacio—. En camino. Meto mas milanesas al horno y pongo a hervir agua así hago un arroz y una ensalada, yo me habría comido un sanguche y ya, pero no voy a darle a la visita un pan con una milanesa media seca y dura porque estan horribles, las compré en un lugar nuevo que nunca mas lo voy a volver a pisar. Parada en la vereda lo espero, miro los árboles diciéndome que vamos a tener que llamar al jardinero a que los pode porque sino van a crecer para cualquier lado, lo mismo con los que puse atrás, mi mamá en el patio no tenia nada porque no le gustaban las p