"Mi Historia"

1104 Words
Mi nombre es Andrea Alonso y hoy les contaré la historia de como me metí en grandes problemas y sin siquiera haberlos buscado. Les contaré mi historia, es un poco corta, no, no me crean. Soy huérfana de padre y madre. Mi mamá murió cuando me daba a luz, Así que no la conocí, y mi papá murió cuando tenía 12 años de causas naturales y desde entonces vivo con mi abuelita paterna. Mi abuela se llama Nolasca, Noli como todos la conocen, una abuelita tierna, dulce, amorosa, pero con un gran carácter, no puedes contradecirla porque de inmediato se enoja y para contentarla ¡uff! Es difícil. Al morir mi padre, mi abuela me acogió en su casa, debo destacar que desde muy pequeña no me sentía cómoda andando por la casa de mi abuela, ya que no me dejaba andar por ningún lado, ahí empecé a ver a mi abue con diferentes ojos… Era la primera vez que me hablaba con gran seriedad, al prohibirme ciertos lugares de la casa. . . *Andrea 12 años —Queda prohibido que entres a la parte norte de la casa. Por ningún motivo puedes pasar de esta puerta—. Señaló mi abuela, una puerta de lámina color obscuro, mientras la cerraba con un pasador metálico y un candado. A mi edad no le di mucha importancia a esas indicaciones, tenía más cosas en que pensar como para tener que pensar en una puerta. Entre la muerte de mi papá y el cambio de escuela, mi mente era una baraña extraña de pensamientos, típico de una preadolescente. La casa de mi abuela estaba alejada de la ciudad, no era ni rancho ni granja, pero si vivía lejos de la comunidad, ahí solo había 4 casas, una separada de la otra. Y la colonia más cercana estaba cruzando la carretera, a unos 100 o 200 metros. Bueno, en si, cada casa tiene su privacidad, algo muy bueno. Al llegar a la casa de mi abuela me di cuenta de que ella ya tenía arreglado el asunto de la secundaria, todo estaba planeado, entre uniformes y útiles, ya solo hacía falta integrarme a la escuela, lo bueno es que entraría al comienzo del ciclo escolar, no sería ningún problema, eso espero. El lugar más cómodo de la casa era mi cuarto, ahí me sentía cómoda, protegida y en paz. Tenía un monitor pequeño para ver televisión. Abuela tenía muchas reglas y una de ellas, la tele se apaga a las 10 y de hecho tenía que desconectarlo y ponerle una funda anti polvo. Todo lo demás era lindo, tita había pintado mi cuarto amarillo y los muebles color blanco. Era hermoso y sencillo mi cuarto. Cada mañana para ir a la escuela pasaría por mí, una amiga de mi abuela, para dejarme en la escuela, la señora Estelita, una señora agradable y esbelta, debía ser menor que mi abuela, pero con una linda sonrisa. Ya que su trabajo quedaba de paso, se ofreció en llevarme todos los días, porque abuela se tenía que ocupar de otras cosas Conocí solo a tres de las amigas de mi abuela, la primera fue a Estela, porque ella fue a recogerme junto con mi abuela, cuando me encontraba en el hospital con mi padre. Nunca supe si mi papá fue sepultado o no. Me sentía derrotada, ya no tener a mi cómplice de aventuras, mi compañero de películas y mi superhéroe a mi lado, me dejo con un gran vacío. Solo le pedí a mi tita que hiciera lo mejor y cuando estuviera lista le preguntaría. A sus otras dos amigas las conocí en el funeral. Me llevaron muestras de condolencias y bebimos té, hasta que me desmaye de lo agotada y la tristeza que llevaba encima, después de eso ya no las volví a ver. . . . > Salía de la primaria llorando, con una invitación para el día de las madres en la mano, mi padre al verme trato de consolarme por buen rato y casi lo logro. Caminamos comiendo nieve hasta nuestra casita. Al llegar vi de nuevo la invitación y de nuevo mis lágrimas empezaron a correr. — Confías en mi bebé — Ti -dije con los mocos escurriendo por mi cara — Deja de llorar, verás que mañana te vas a divertir. Al día siguiente, al despertar, mi papá me llevo el almuerzo a mi cama y me dio muchos besitos. El día del evento, después de que todos estábamos en la explanada de nuestra escuela, dejaron entrar a las mamis, cada una busco el grupo de su hijo y se sentó en las pequeñas sillas, mientras las mamás buscaban la carita de su hijo y al encontrarla la saludaba con emoción, yo agache mi carita aguantando las lágrimas. Risas empezaron a hacerse eco entre los grupos hasta hacerse cada vez más sonoro, levante la cara y vi a mi papá a varios metros de la explanada. Al verme agitó la mano y me arrojo un beso, mi papi iba vestido de un hada, entonces entendí, no necesitaba a una mamá, si lo tenía a él, corrí a sus brazos y le di muchos besos en su cara. Mi maestra se acercó a él y con una sonrisa le invito a sentarse para disfrutar del show. Casi al finalizar, empezaron a entregar los regalos, todas las mamis recibieron un cesto, para el cuidado de la piel, en colores rosados y amarillos pasteles. Mi maestra al llegar a con papá le dio un cesto azul pastel con productos para él. La felicidad de mi padre se reflejaba en sus ojos y su sonrisa, así que yo fui feliz por la gran maestra que tenía y lo considerada que fue, amaba a mi maestra Susi, lamentablemente ella es casada como para qué se fijará en papa. Entre mis recuerdos me encontré que cada cuanto nos reuníamos con mi abuela. Antes era cada semana y después fue cada 14 días o hasta un mes. Solo recuerdo que a veces peleaba papá y tita. Otras veces salíamos a pasear a un río mientras yo atrapaba insectos en una red de mariposas > . . Cada 15 días se reunía mi tita con sus amigas a jugar bingo, y yo aprovechaba para conocer a mis alrededores, no fue hasta que entré a la secundaria que conocí a mi mejor amiga Samanta. Ya solo esperaba cada fin para reunirme con Sami, y salir a conocer el pueblo en compañía de sus papás, ella era una chica muy agradable e inteligente y sus papás maravillosos.
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