Salí de casa para mirar donde podía conseguir un taxi, tengo dieciocho años pero no tengo carnet de conducir, nunca me lo saque, cumpli mis dieciséis años encerrada en un psiquiátrico, aunque me dijeron de sacarme el carnet de conducir, los psiquiatras no lo recomendaron porque estaba en peligro de matarme en un accidente que yo misma provoqué, y luego no pude hacerlo, me daba demasiado pánico el hecho de subirme a un coche, era demasiado horrible mi temor.
Me daba miedo, sentía una presión enorme en la cabeza solo con el hecho de plantearme las cosas.
Cerré mis ojos, no quería pensar en esto.
—Catrina—me saludo Ariadna, la niña adorable que conocimos el primer día que llegamos.
Abrí mis ojos y la mire.
—Hola—la salude.
—¿Qué haces aquí?—me pregunto de forma amable.
—Quería ir a una
