CAPÍTULO CINCO Kyle caminó por las calles angostas del antiguo barrio de Roma. A su alrededor la gente cerraba los comercios, era el fin de la jornada. El anochecer siempre había sido su momento favorito del día, el momento cuando empezaba a sentirse más fuerte. Sentía su sangre latir más rápidamente y se sentía cada vez más fuerte con cada paso que daba. Estaba tan feliz de estar de vuelta en las atestadas calles de Roma, especialmente en este siglo. Estos patéticos humanos todavía estaban a cientos de años de distancia de cualquier tipo de tecnología y sistemas de vigilancia. Podía destrozar este lugar fácilmente con un corazón relajado sin tener que preocuparse de ser detectado. Kyle dobló por la Via Del Seminario que en unos minutos se abrió para transformarse en una plaza grande y