Capítulo 16

1422 Words
Lena Mientras nos manteníamos sentadas en las ramas del árbol, con el demonio gruñendo y merodeando debajo, Ravenna y yo intentábamos calmarnos. Elias había desaparecido hace horas, siguiendo el camino con las demás personas. Era extraña la interacción con los demonios de aquí, ninguno parecía importarle en lo más mínimo la presencia de aquellos humanos. Un escalofrío recorrió mi espalda al pensar en eso. —¿Sabes? —empecé, intentando aligerar el ambiente, —nunca pensé que acabaría pasando una noche en un árbol contigo. Ravenna me lanzó una mirada cargada de sarcasmo. —Oh, sí, porque esto es justo lo que soñé para nosotras. Colgando de un árbol con mi favorita bastarda. —Al menos la vista es bonita —repliqué, señalando irónicamente hacia el oscuro bosque que apenas se distinguía bajo la luz de la luna. —Claro, preciosa. Las estrellas, la luna, y un demonio ansioso por devorarnos. ¿Qué más podría pedir una chica? —su tono era mordaz, pero el ligero brillo en sus ojos revelaba que estaba entrando en el juego. —Bueno, podríamos hacer de esto una salida habitual. Tú, yo, algunos demonios aterradores... —dije, siguiendo su tono burlón. —No me tientes, bastarda. Podría empezar a gustarme y luego qué sería de nosotros, ¿amigas? —Ravenna fingió un escalofrío dramático. —No puedo pensar en un destino peor —contesté, y ambas soltamos una risa contenida, conscientes de que cualquier ruido podría atraer la atención del demonio debajo de nosotros. —Mira, si salimos de esta, te prometo que te dejaré ser la líder en nuestra próxima excursión fatal —ofreció Ravenna, una sonrisa retorcida en su rostro. —¿Excursión fatal? Qué generosa, realmente sabes cómo hacer que una chica se sienta especial —repliqué, siguiendo su tono. En ese momento, con la carta de El Colgado aún en mi mano, una figura sombría se materializó ante mí en la rama del árbol. La Muerte, con su presencia tan inconfundible como aterradora, envuelta en túnicas oscuras que parecían absorber la poca luz que filtraba a través del follaje. "Busca a la Nuria," me ordenó con una voz que resonaba como un eco de ultratumba. —Pero Elias... necesita nuestra ayuda. La Muerte sacudió la cabeza, su capucha oscilando con el movimiento. "Su alma ya no puede volver. Está perdida para este mundo" El golpe que trajo sus palabras me dejó sin aliento, la desesperación se apoderó de mí, y un frío se instaló en mi pecho. La idea de perder a Elias de una manera tan definitiva era más aterradora que la criatura que nos había obligado a subir este árbol. —¿Cómo puedo encontrar a la Nuria en este lugar? —cambié de tema, necesitada de algo de esperanza, de alguna acción que pudiera tomar. La figura de la Muerte rodó los ojos con exasperación antes de señalar a su derecha. Su voz resonó, un tanto irritada, como si estuviera harta de nuestra incapacidad para arreglárnoslas solas. "Ve, ya veo que no puedes hacer nada sin mí y ella las ayudará a recuperar la magia," dijo con un tono que sonaba a regaño final antes de desvanecerse tan repentinamente como había aparecido, dejando una estela de aire frío a su paso. Miré hacia donde él había señalado. Entre un grupo de árboles desnudos y sombríos, a lo lejos, pude ver el brillo sereno de un lago, el mismo lago que recordaba de la Academia, donde la Muerte me había llevado antes para recuperar mis vínculos cuando se habían quemado. Un suspiro se escapó de mis labios, mezcla de alivio y ansiedad. Aunque sabía adónde ir, realmente no tenía idea de cómo íbamos a llegar allí sin ser capturadas o algo peor. —Tenemos que movernos, —le dije a Ravenna, señalando hacia el lugar que la Muerte había indicado. —Debemos llegar allí. Ella escaneó el área debajo de nosotros, frunciendo el ceño al ver que el demonio aún merodeaba cerca del árbol en el que estábamos. Su presencia era amenazante, con sus movimientos lentos pero firmes, como un depredador seguro de su presa. —Bueno, odio tener que hacerte caso, pero tienes razón, —murmuró ella, la tensión evidente en su voz baja. Con un movimiento rápido, conjuró fuego en su mano. La llama, pequeña y temblorosa al principio, creció hasta convertirse en una bola de fuego inestable pero poderosa. Con un movimiento preciso, Ravenna lanzó la llama hacia un grupo de árboles a cierta distancia de nosotras. La bola de fuego chocó contra el tronco de un árbol más grande y el impacto fue espectacular. La explosión resonó a través del bosque, enviando fragmentos de corteza y ramas volando en todas direcciones. La luz y el ruido fueron suficientes para captar la atención del demonio. La criatura levantó la cabeza y, con un rugido que sonó como un trueno, corrió hacia el lugar del impacto, atraída por el potencial de una amenaza o una presa. —Esa es nuestra señal, —dije, y sin perder un segundo, aprovechamos el momento para deslizarnos rápidamente del árbol. A medida que nos acercábamos al lago, el aire se tornaba más fresco, y el ambiente se saturaba con un poder místico que parecía emanar del agua misma. Era el mismo lago donde había recuperado mis vínculos antes, un lugar de poder y magia profunda que incluso en este entorno distorsionado conservaba su esencia. —Mira, ahí está, —dije señalando hacia delante donde el brillo del agua bajo la luz de la luna parecía un faro de esperanza. Ravenna asintió, mirando el agua con respeto y una pizca de temor. —Es hermoso y aterrador al mismo tiempo. —La última vez que estuve aquí, la Muerte me ayudó a recuperar mis vínculos. Debemos buscar a la Nuria, —expliqué, mientras nos acercábamos al borde del lago. Ella se detuvo, su confusión evidente en el fruncir de su ceja. —¿La qué? —preguntó, su voz un murmullo tenso. —La Nuria, si es que aún sigue aquí... —respondí, agachándome y pasando mis dedos por el agua fría, enviando pequeñas ondas a través de su superficie. En el instante en el que mis dedos rompían la calma del lago, una voz suave y etérea resonó a nuestro alrededor, como si viniera de todas partes y de ninguna a la vez. —Siempre estoy aquí, pequeña Lena, —dijo, y de la niebla que comenzaba a formarse sobre el agua emergió la Nuria. Su piel tenía un tono azul iridiscente y sus ojos eran profundos y negros, como si contuvieran la noche misma. Ravenna, detrás de mí, soltó un grito que hizo eco a través del bosque, llevándose las manos al rostro y dando un paso atrás en un movimiento instintivo. —Shh, atraerás al demonio, —la reprendí, volteándome para ver su reacción exagerada. —No pueden llegar a este lugar sagrado, —intervino la Nuria, su voz calmada y serena. —Zirael, —dije, recordando su nombre mientras una sensación de alivio me inundaba. Me volví completamente hacia ella, mi esperanza renovada. —Necesitamos tu ayuda. Nuestra magia está muy baja y no sabemos cómo... Ella extendió una mano hacia mí, sus dedos largos y casi translúcidos intentando alcanzarme. —Ven aquí, pequeña Lena, —invitó con una sonrisa tranquila. Tomé su mano sin dudarlo, y la seguí hacia las aguas profundas, cada paso hacía que el agua fría subiera más y más, envolviéndome en una caricia helada que me recorrió hasta las caderas. Recordé la última vez, los mismos movimientos ceremoniales, y una sensación de déjà vu me envolvió tan completamente como el agua. Una vez que estuve en la posición adecuada, Zirael me giró suavemente para quedar de espaldas a ella. Sentí sus manos comenzar su recorrido desde mis brazos, sus palmas deslizándose con una delicadeza calculada, subiendo lentamente por mis hombros. Era como si pudiera sentir cada pensamiento, cada preocupación, siendo evaluada por el tacto de sus dedos. Anticipando lo que estaba por venir, cerré los ojos, respirando hondo el aire húmedo y frío del lago. Las manos de Zirael finalmente encontraron su camino hacia mi cabeza, rodeando mi cráneo con una firmeza que era tanto reconfortante como alarmante. De repente, sus dedos se clavaron con una precisión que no era dolorosa, pero sí profundamente invasiva. En ese momento, todo lo demás desapareció: el bosque, el lago, incluso el grito de horror de Ravenna en la orilla del lago se desvaneció hasta convertirse en nada.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD