Beca. Al despertarme a la mañana siguiente, tenía la peor resaca de mi vida. Allegra y yo nos habíamos quedado despiertas toda la noche hablando, riendo y más o menos yo llorando. Era un desastre, pero como me dijo Allegra, necesitaba ponerme las bragas de niña grande y ocuparme de mi mierda. El único problema era que no estaba seguro de cómo hacerlo. Saliendo de la cama, me dirigí al baño para refrescarme. Tuve que idear un plan de juego, porque por muy amable que fuera Allegra, no podía quedarme en su apartamento para siempre. En lugar de eso, sería mejor si comprara mi billete de regreso a casa. Aunque la otra parte de mi cerebro protestó y me dijo que fuera tras él. No pude ir tras él. No iba a ser vista como una perra patética persiguiendo a un hombre que no la quería. Sin embar