“Hay mujeres que nacimos para hacer felices a los hombres; sus esposas nos llaman, amantes.” A. K. M Raquel recibe el mensaje de su amante, “Voy saliendo para allá, esto se acabó”. Ella siente la satisfacción de ver su sueño realizado: vivir con Rafael Bracamonte. Llevaba quince años de su vida, viviendo tras la sombra como su amante. Esperando los fines de semana que él inventara algún viaje de negocios, una convención o una reunión importante para que se quedara con ella y amanecer a su lado, entre sus brazos. Aimara, la esposa feliz, estaba orgullosa de tener a Rafael, el esposo perfecto; eso lo creyó por mucho tiempo. A pesar de los rumores de sus amigas en el Club, ella siempre estuvo segura de que solo eran una “cuerda de envidiosas e hipócritas” que deseaban tener todo lo que e