“El placer supremo es obtener lo que se anhela.”
Tales de Mileto
Repentinamente ella comenzó a temblar entre sus brazos.
—¿Tienes frío? —preguntó él, acicalando su cuerpo al de ella.
—Sí, no sé por qué. —Christa se encogió de hombros.
Él se adentró, sin soltarla, un poco más en la piscina, hasta que sus hombros quedaron cubiertos con el agua, ella dejó de temblar de frío.
—¡Wow! Funcionó respondió ella mientras mordía su labio inferior.
—Sí, mas aún siento que tiemblas —dijo él, sonriendo.
—Creo que es lo húmedo de tu camisa —responde ella tratando de ocultar las sensaciones que le provoca el contacto con su cuerpo.
—Eso piensas —se separó de ella y se la quitó la camisa, la lanzó a un lado— ¡Problema resuelto! —fue acercándose poco a poco a ella. Su respiración, la de él, se fu
