Los dos días que siguieron, Jessi no se me acerco, sólo se dedicaba a malas miradas y cuchicheos aislados con sus amigas al estar cerca de ella. Mi tía se daba cuenta de la tensión entre nosotras, pero no decía nada, conocía a su hija y por ello, sabía que hablando con ella no iba a solucionar nada, sino que iba a empeorarlo. No necesitaba que mi tía la parará, podía con mi prima ahora que yo no hacía silencio para que no me echarán a la calle. Jessi, no podía correr con su padre a pedirle ayuda conmigo, lo cual me hacía temer menos a la hora de responderle a sus ataques, hace días él no viene a la casa, ni siquiera mi tía sabe dónde está, pero supone que se tomó unas vacaciones sin decirle a nadie, no era la primera vez que lo hacía. Hoy llegue justo a tiempo gracias al autobús, se tard