¿Eason Lu?
¿Cómo puede ser él?
A diferencia de ayer, estaba vestido con un traje informal, mostrando una postura fresca y elegante.
¿Era así como se veía un día normal? Tenía un cigarrillo en la mano, el humo salía de la boca poco a poco, temblaba un poco bajo la luz tenue que tenía frente a sus ojos y luego desaparecía.
Hizo que su encanto se volviera un poco confuso. ¿Empezó a fumar ahora? Nunca había fumado.
Bueno, habían pasado seis años desde la última vez que lo había visto. Seis años son suficientes para cambiar a una persona por completo.
Ya no le pertenecía.
Eason Lu estaba tranquilo y aún no la había mirado. Cogió las cámaras y miró las fotos una por una. Después de un rato, mostró una sonrisa malvada en su rostro, pero la sonrisa desapareció tan pronto como llegó a las comisuras de su boca. Miró a Gina Hsiao y dijo con una sonrisa sarcástica y burlona:
—Señorita Xiao, ayer todavía era médica y hoy ya se ha convertido en paparazzi. Su cambio de roles es muy rápido.
Cuando Eason Lu dijo aquellas palabras, tanto Lily Qiao como Yvette Lian se sorprendieron.
—Eason, ¿os conocéis? —preguntó Lily Qiao.
—Sí — respondió Eason Lu de manera muy simple.
Aquella respuesta hizo que el corazón de Gina Hsiao comenzara a latir con fuerza, pero al segundo se volvió a detener.
—Pero no somos cercanos, solo conocidos —añadió Eason Lu.
—¿Solo conocidos?
Era claramente una declaración de hecho en cuanto a su relación, pero a Gina Hsiao aún le dolía el corazón. Ella nunca trataría a aquel hombre como un extraño.
Gina Hsiao no se atrevió a mirar hacia arriba, pero podía sentir que los ojos del hombre estaban extremadamente fríos, como si quisieran perforar su corazón…
El corazón de Gina Hsiao latía muy deprisa. Casi se le sale del cuerpo cuando él tiró la cámara sobre la mesa. Provocó un sonido muy fuerte, y una gran sombra cubrió su corazón.
—¿Para quién trabajas? —preguntó Eason Lu.
Su voz parecía que venía de debajo del hielo de miles de metros. Hacía tanto frío que penetró en los huesos y en el corazón.
Yvette Lian estaba tan asustada que no se atrevió a hablar. Sabía que esta vez se había metido en un buen lío.
—Averígualo —le ordenó Eason Lu a uno de los hombres que estaba a su lado.
—¡Star Press! —soltó Yvette Lian con voz temblorosa.
Sabía que solo les llevaría unos minutos investigarlo. Era mejor que lo dijera ella misma. Estaba tan asustada que no podía dejar de jadear y admitió varias veces su error.
—Por favor, sean misericordiosos. Si me perdonan, no volveré a hacerlo…
Eason Lu, como si no hubiera escuchado lo que había dicho Yvette Lian, se volvió hacia Wei Lin y dijo firmemente:
—Quiero que esa prensa esté cerrada mañana.
—De acuerdo.
—Jefe, señorita Qiao, lo siento. Por favor, perdónenme esta vez.
Yvette Lian estaba muerta de miedo. Si de verdad la prensa cerraba por su culpa, tendría muchos problemas.
Pero a Eason Lu no le importaba lo que le decía. Arqueó las cejas con impaciencia, se levantó y le dijo a Lily Qiao:
—Vamos, Lily.
—Vale —le respondió ella.
Luego se puso de pie y lo siguió.
Eason Lu pasó por el lado de Gina Hsiao sin mirar atrás. A esa distancia tan cercana, podía oler su fresco aroma. No había cambiado, aún olía familiar, pero ya no le transmitía calidez.
Después de salir de aquel lugar, Yvette Lian no pudo evitar llorar y agarró la mano de Gina con miedo.
—Gee, ¿qué debo hacer? Si la revista cierra por mi culpa, el jefe no me dejará irme de rositas. ¿Qué hago?
Yvette Lian lloró sumida en amargura. Esta vez estaba muy asustada.
Gina Hsiao volvió en sí, apartó la mano de Yvette Lian y fue corriendo a perseguirlo.
—Señor… Señor Lu.
Durante un instante no supo cómo dirigirse a él, pero Eason Lu hizo oídos sordos y siguió avanzando.
—¡Sr. Lu! — levantó Gina Hsiao la voz, y lo siguió unos pasos más.
Eason Lu se detuvo y se dio la vuelta con ojos fríos. Él la miró y preguntó:
—¿Quieres algo más?
El corazón de Gina Hsiao latía muy rápido, pero fingía estar tranquila. Se inclinó ante él en tono de disculpa y dijo:
—Sr. Lu, lamentamos mucho lo que ha sucedido esta noche. Por favor, sea misericordioso y déjenos ir.
—¿Que sea misericordioso?
Eason Lu resopló con frialdad, y sus ojos se cubrieron con una capa de escarcha. Dio un paso adelante y se acercó a ella poco a poco. Gina Hsiao sintió que su corazón ya no latía. Miró hacia el suelo presa del pánico, sin atreverse a mirarlo a los ojos.
Cuando se acercó a ella, se sentía oprimida.
—¿Me estás rogando?
—Sí…
Gina Hsiao podía escuchar claramente su propia voz temblorosa.
—Por favor, perdónenos esta vez, Sr. Lu.
¿Le estaba rogando?
Estaba tan incómoda que era totalmente diferente a hace seis años…
La escarcha de sus ojos desapareció poco a poco; estaba lleno de frialdad.
—Quizá pudiera perdonaros si me hubierais ofendido a mí, pero como habéis ofendido a Lily, no me culpes por ser cruel —dijo él con determinación.
Aquello le sonó familiar. ¿Había dicho eso antes para protegerla? Sentía como si le hubieran arrancado el corazón.
Seis años después, estaba diciendo las mismas palabras, pero la persona a la que protegía ya no era ella.
Lily Qiao, que estaba a un lado, estaba atónita y aún más gratamente sorprendida.
Gina Hsiao se quedó quieta como una estatua de cera, mirándolo darse la vuelta, sosteniendo la cintura de Lily Qiao y saliendo del club sin mirar atrás.
Parecía que su olor permanecía en el aire, pero para ella era como un veneno fatal.
…
Gina Hsiao escuchó a Yvette Lian llorar toda la noche. De hecho, no sentía lástima por Yvette. Después de todo, ser paparazzi no es un trabajo muy decente. Pero ahora no quería hablar de su desgracia.
—Bueno, lo hecho está hecho. Pensemos en otra solución.
—¿Qué más puedo hacer? He caído muy bajo.
El rostro de Yvette Lian estaba lleno de frustración.
—Lo siento, Little Gee. Esta vez te he implicado.
¿Se había metido en problemas? Quizá sí.
—Ya es muy tarde. Puedes dormir aquí esta noche y ver qué pasa mañana.
La casa que Gina Hsiao tenía alquilada era muy pequeña. Solo tenía una habitación y una sala de estar. Allí, Yvette Lian solo podía dormir en el sofá.
Gina Hsiao fue hacia la habitación, pero para su sorpresa, la niña estaba tumbada en la cama con las manos apoyadas en la cara y los ojos brillantes.
—Tu misión de espionaje no salió bien, ¿verdad?
Una mirada de regodeo apareció en su rostro.
—Ajá.
Gina Hsiao levantó las manos con impotencia.
—Como dijiste.
La pequeña Rainy frunció el ceño y dijo:
—Te he dicho que si sigues a la madrina para hacer esto, acabarás perdiendo. Estarás en desventaja si no escuchas las palabras de una niña.
Uf…
—Pero no tienes que deprimirte. Siempre hay una manera de resolver los problemas. Primero debes irte a dormir.
Después de dar el sermón como una adulta, se acostó en la cama y cerró los ojos. Se parecía mucho a aquel hombre.
Gina Hsiao sonrió con amargura. Se subió a la cama y abrazó su cuerpecito. Era muy de noche, pero lo que se le pasaba por la mente era aquel hombre, y daba igual lo que hiciera, no podía librarse de él…