Los ojos parpadeantes de Eira se abrieron de forma débil, estaba confundida y miraba con extrañeza la pequeña cabaña en la que se encontraba. Estaba completamente sola en el lugar, se incorporó lentamente, estaba un poco mareada, y los rayos del sol que entraban por la pequeña ventana le lastimaban la vista, estaba sobre la única cama que había junto a una chimenea que mantenía la pequeña estancia en una temperatura agradable, al fondo se encontraba una mesa de madera con cuatro sillas. Ella vestía un camisón blanco, y estaba descalza, inspiró profundamente y todos sus recuerdo se aclararon de pronto, pues recordó claramente como estaban luchando contra un dragón y ella en un intento desesperado por salvar a su hermana y Rodrigo de las llamas de la bestia, lo terminó congelando por alguna