Había pasado una semana desde que Aidan Mishal se había unido al grupo, Elena y Eira estaban encantadas con la presencia del chico, mientras que Rodrigo tenía que lidiar con la desconfianza y los celos reprimidos que sentía cada vez que veía a Eira con él y ambos sonreían entre sí. Los entrenamientos y el acondicionamiento físico iban de maravilla, los tres estaban progresando muy rápido, a pesar del corto tiempo, después de todo el pelirrojo había resultado ser un excelente maestro. Eira por otro lado, estaba encantada con las clases, los entrenamientos la hacían sentir seguridad y empoderamiento, pues al menos tendría la oportunidad de luchar con sus propias manos y no correr con el temor de que la puedan capturar y no hacer nada por ella misma, de igual manera sentía un alivio que su