Capítulo XXXIV: Los negocios del diablo

1810 Words

Cuando Ariel abrió los ojos, notó la ausencia de Meissa, se enderezó enseguida, sintiendo un miedo rotundo, ¿Dónde estaba? —¿Meissa? —exclamó apurado, pero no la encontró, se levantó y la buscó en el cuarto de baño, sin éxito, pero ella no estaba ahí, Ariel se apuró a lavarse el rostro y la boca, y se vistió, salió a la cubierta, y preguntó a un empleado —Bajó al muelle, creo que quería ir a la playa. Ariel bajó del yate, y caminó por la playa, cuando por fin la vio, sentada a la orilla del mar, pudo respirar, el amanecer estaba llegando, pero ella parecía cautivada viendo las estrellas, él se sentó a su lado —Me diste un buen susto, no te encontraba por ningún lado. Ella sonrió —Lo siento, desperté y te miré, y no tuve valor para interrumpir tu sueño. Él tomó su mano —¿En qué pie

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