A la mañana siguiente, cuando Chad llegó a su compañía, vio a sus empleados, todos lo veían muy extrañados, pero todos se mantuvieron muy callados
—Buenos días —dijo, pero nadie devolvió el saludo, luego él fue a su oficina, cuando entró observó a un hombre frente a él, un hombre desconocido
—Buenos días —dijo levantando la mirada
—¿Y usted quién es?
—¿Yo? Ah, bueno soy Andrés Carvajal, soy el nuevo CEO de esta empresa.
—¡¿Qué dice?! —exclamó Chad Santos con gran estupor—. ¡Eso es imposible! No puede ser cierto, si yo mismo he construido esta empresa, está a mi nombre.
El hombre le mostró una carpeta con papeles, ahí decía que él, Chad Santos no era más el dueño de ese despacho de contabilidad, y que este le pertenecía a la compañía Rochester
Chad no podía creerlo, tenía ojos enorm
