Ariel y Mateo estaban en la otra habitación, Ariel estaba furioso, la idea de perder a King lo enloquecía, y el odio contra Chad estaba a punto de liberar lo peor en él
—¡Escúchalo bien, Mateo! No me importa como lo hagas, quiero a King de vuelta, lo quiero sano y salvo, no admitiré que nada malo le pase —sentenció rabioso
Mateo asintió, sabía que ese par era muy cercano
—¿Qué haremos con Chad? —preguntó Mateo—. ¿Quiere que nos deshagamos de él, jefe?
Ariel recordó sus palabras, sí lo hacía, Meissa sabría la verdad desde la voz de sus enemigos y eso le dio miedo
—Déjalo ir, ya podré deshacerme de él después —dijo con voz firme, sabía que tarde o temprano sería la hora en que Chad Santos pagara por los problemas que le estaba ocasionando, pero decidió esperar a que su mente fuera más
