Hardy.
Miro a Anna que está bellísima, tiene un vestido rosa palido hasta el suelo con un leve escote, un cintito justo por debajo de los pechos y ahí suelto haciéndole resaltar el vientre con mi hija que ya quiere salir parece. Mi pulso se vuelve loco con solo verla porque me la llego a imaginar con un vestido blanco caminando hacia mi en el altar para ser mi esposa, me acerco sonriendo mientras niega poniéndose colorada.
—Contrólate Hardy.
—Pero que me parta un rayo si no te digo que estoy hirviendo de deseo por ti mujer. —se ríe negando.
—No digas tonteras. —le acomoda la camisa a Edras que se había desarreglado un poco donde mis hermanas lo cargosearon—. La gente va a pensar que somos unos calenturientos hombre.
—¿Acaso no es verdad?. —me da un golpe en el pecho con su mano abie
