Nos fuimos en mi carro, el pobre estaba lleno de polvo, al parecer nadie se había dignado en limpiarlo, Nathan se ofreció a manejar.
—Es primera vez que estoy aquí, así que me dirás cómo llegar a tu universidad.
—Yo te guío, no te preocupes por eso, pero antes llevaremos a bañarlo, me daría pena en llegar así con el carro sucio, por lo menos yo tengo la costumbre de lavarlo frecuentemente.
Se detuvo en el semáforo dónde tuve el primer accidente, lo recordé como si lo estuviera viviendo nuevamente, tan así me sentía que bajé del auto.
— ¿Que sucede Sara?—escuchaba a lo lejos que alguien me hablaba.
Mi mente estaba bloqueada, cuando sentí su mano tocarme el hombro empecé a gritar, hasta aquel sentí sus brazos.
—Tranquila no sucede nada —escuchaba su voz tan suave.
—Lo siento, es que p
