Los días fueron transcurriendo, pocas veces salía de casa, los dolores se me fueron regulando, pero no he vuelto a tener más recuerdos, mis amigas han llamado en reiteradas ocasiones, pero me he rehusado a contestar, hasta que ese día vinieron de sorpresa. —Señorita Sara, sus amigas están ahí abajo, esperando ver si las recibirá. — ¿Cuánta andan? —Vinieron 3 personas Samantha, Virginia y Nancy. —Creeme que a ninguna quiero ver, pero lo haré por educación, eso sí al cabo de una hora tu llegarás y me recordarás que en 30 minutos tengo la cita. —De acuerdo Al bajar estaban sentadas tan cómodamente en los sillones. —Sara, amiga, que alegría verte ¿Pero que es eso que llevas puesto? Pareces una adolescente que no sabe combinar su ropa —dijo Samantha —Pues así me siento cómoda. —Es que