Misión Rescate

IG:@s.dalsanto17 Marzo 28, Paris, Francia: La rutina se está convirtiendo en mi peor enemigo, levantarme cada mañana y cumplir con mi ya acostumbrada rutina de ejercicio no pareciera ser suficiente. Tampoco lo es entretenerme en bares, caminar solo por las calles de la ciudad cuando ya es de noche, ni poder derrochar un poco del dinero que me dieron Cairo y Olivier en cosas que ya no tienen sentido para mí. Pensaba que la última misión con ellos seria la última de mi vida, pero me doy cuenta de que necesito volver a sentir aquella adrenalina que era parte de mi cuando estaba en el ejército. Todo esto es más fuerte que yo y en un impulso me atrevo a enviarle un mensaje a quien puede ayudarme a regresar al ruedo después de seis largos meses. Pierre: “Sé que te dije que no cuando me ofreciste la última misión, pero lo pensé mejor y necesito sentir la adrenalina una vez más. Ayúdame por favor.” Echo mi cabeza hacia atrás en este sofá donde estoy sentado, y miro hacia el techo como reclamándome lo que acabo de hacer, pero supongo que cuando no hay nada más en tu vida, solo puedes aferrarte a ayudar a los demás. Tal vez la gente que me rodea tenga razón y sea un ermitaño, o quizás es que no sé cómo volver a ser el Pierre que era antes de entrar al ejército. Supongo que la guerra, el entrenamiento excesivo y ser tan estricto te cambian para siempre y una vida civil se torna todo un reto. El sonido de mi celular me causa un poco de emoción y al mirar la pantalla y ver que es un mensaje de Sergio, sonrió. Inmediatamente lo abro y respiro aliviado al leer sus palabras. Sergio: “Tienes suerte, te estaba por insistir una vez más. Te necesito urgentemente para esta misión, no encuentro a alguien más capacitado que tú.” «Al parecer tienes suerte» Me aliento y respondo a su mensaje. Pierre: “¿Información? ¿Dónde debo ir?” Sergio: “Te enviare un sobre por mensajería, no busques su nombre en internet. Solo ve y sácala de allí, ya tenemos ubicado el sitio donde la tienen secuestrada.” Con solo leer este mensaje, sé que se trata de una misión secreta, y ni hablar del dinero que ya habrán gastado en el rastreo del secuestrado y solo puede significar que es alguien importante. Pierre: “Cuenta con ello, espero la información.” Sergio: “Es urgente, el p**o es abundante.” Ya a este punto siento que el dinero no es importante, solo quiero salir de aquí y sentir que soy parte de algo, el silencio es ensordecedor y no me gusta en absoluto. Respiro profundo, pienso en el abanico de posibilidades que puede haber frente a mi para buscar otra salida, pero todas estas se truncan cuando me doy cuenta de que siempre estoy solo. Tal vez el error más grande de mi vida fue casarme sin estar enamorado y apostar por algo a lo que sabía que iba a perder, o quizás fue dedicarle mi vida entera a una causa que ahora ya no sé si fue o no la correcta. Lo único que sé, es que hipoteque toda mi vida y aquí estoy pagando las consecuencias y viviendo como se puede. […] Al parecer, el tiempo ha pasado un poco más de prisa bajo el manto de los cientos de pensamientos que se cruzan por mi cabeza a cada momento. El sonido del timbre me hace levantar del sofá, y al llegar a la puerta, miro por la r*****a. Del otro lado se encuentra un hombre joven con vestimenta de motociclista y lleva un sobre en su mano. Abro y de inmediato puedo ver las dudas recorriéndole por su persona, algo muy típico cuando me ven por primera vez —¿Pierre Moreau?— Inquiere sorprendido y asiento. —Soy yo, ¿te envió Sergio Ferrer?— Cuestiono. —Si, le envía esto— Habla entregándome un sobre bastante grande color blanco. —Gracias— Respondo y él joven solo hace un gesto con su cabeza y luego se da la media vuelta sin decir nada más. Entro a mi casa, cierro la puerta con llave y voy directamente al salón para volver a sentarme en el sofá. Inmediatamente abro el sobre blanco y me sorprendo al ver otro sobre un poco más pequeño dentro. Lo saco, y en la parte frontal veo escrito el nombre “Aiyana Ackermann.” —¿Así que tú eres mi próxima misión?— Pregunto a la nada y abro este segundo sobre. Al sacar su contenido, me encuentro con un mapa, una clave del lugar donde poder buscar armamento en caso de ser necesario, y una descripción física de la persona que debo rescatar. “Descripción física: Alta, cabello castaño, ojos azules, delgada. Idiomas: Frances, castellano, inglés, e italiano. Nacionalidad: Suiza Edad: 28 años Notas: No preguntes detalles de su vida. Solo búscala y cuando la tengas, llámame.” Solo con leer la descripción de la persona, me doy cuenta de que es alguien de un alto nivel social y económico, pero ¿Quién es? Me cuestiono, y a pesar de que por momentos estas dudas son fuertes, nunca he roto las reglas ni las romperé ahora. Por lo tanto, tomo mi celular y le envió un mensaje a Sergio. Pierre: “Recibido, partiré mañana a primera hora”