En lo que tememos, nos convertimos Así que pensé en ser valiente por una vez. ........................................ Él la miró. Sus ojos observaron su muslo herido y las largas marcas de garras en su estómago, y no pudo evitar sentir la ira correr por sus venas. Cuánto odiaba a esos malditos renegados....¿cómo se atrevían a tocar a su compañera con sus sucias manos? Sí, no le gustaba la chica...pero esos pensamientos vulgares de esos renegados sobre su compañera.... Los que podía escuchar claramente en su cabeza. Lo hizo desmembrarlos para arrojarlos al agua corriente. —La curación de la chica es lenta, Majestad. La herida se infectó y su loba está demasiado débil para luchar contra la fiebre. Le he dado suero... pero necesitará más tiempo para sanar. Dijo el médico de la mana