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1041 Words

A la mañana siguiente, la tormenta amaina y Volkan la sostiene en sus brazos, haciéndose camino hacia la manada. —No... No quiero volver... Dice ella, aferrándose a su camisa con los puños apretados. Y él la mira fríamente. Sus ojos marrones le suplican. Se entiende. La forma en que fue castigada. Nadie querrá regresar. Pero ella no tenía opción. —Así que ¿qué quieres? ¿Que te deje aquí? Ella no responde, baja la mirada y él la levanta, casi haciendo que grite. —Primero, no aceptas el rechazo... y vas a mi oficina hecha un desastre. Luego, me ausento durante 24 horas y te encuentro castigada y expulsada de mi manada por ser una zorra. Y ahora que he venido aquí y he puesto en peligro mi vida para salvarte el trasero patético, me pides que te deje aquí, que mueras de nuevo. Ella se

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