Capítulo 20: Perdón

1435 Words
Más rápido de lo que le habría gustado llego delante de las puertas del despacho de su ex amante, no quiso darse tiempo para ninguna duda, así que entro sin llamar. —No quiero seguir escuchando tus sermones, Steven, Escuchó la voz molesta de Raymond, le extraño ver las cortinas de las ventanas cerradas. Le costó vislumbrar la silueta de Raymond tumbado en uno de los sofás. >>—Ya lograste arrastrarme hasta aquí hoy, lárgate, ya te dije que no voy a atender a nadie. Al escuchar eso supo por qué Steven estuvo en el vestíbulo hoy. Derek debió pedir su ayuda para que Ray estuviera aquí. Gavin se había negado pisar su apartamento nuevamente. Se aclaró la garganta. —¿Entonces debería marcharme? Preguntó mientras encendía las luces, se alegró de que su voz sonara firme. —¿Gavin? Bebé… Raymond se había puesto de pie de un salto, dejo el vaso de cristal en la mesita. Casi lo derramó en el proceso. Por el color del líquido, supo que lo más probable es que estuviera bebiendo whisky. >>—Lo siento, pensé que eras… —Sé quién pensaste que era. Gavin dio un paso dentro de la habitación y cerró la puerta detrás de sí. >>—Lo que tengo que decirte será rápido y después me iré. Antes de seguir hablando miró al hombre, a ese hombre imponente e implacable que siempre había conocido, ahora, aunque iba vestido de traje. No llevaba puesta la corbata, su barba de varios días, vio claramente las bolsas púrpuras bajo sus ojos, se veía tan afectado, ¿sería posible que estuviera sufriendo su separación? Se negó a sentir esperanzas. —Yo no te robe. Se apresuró a decir. —Gavin… —Déjame hablar, tú me acusaste de algo y ni siquiera me dejaste hablar. También yo estaba sumamente sorprendido para discutir lo contrario. Mi mente estaba preocupada más en otras cosas que en tu acusación, yo no lo hice. —Estuvo mal correrte como lo hice, ni te dejé hablar. Admitió Ray, metiéndose ansiosamente las manos en los bolsillos —Entiendo por qué dudaste de mí. —¿Lo entiendes? —Sí. Dijo él dando un paso más en la habitación. >>—¿Cómo podías confiar en alguien que no conocías? Yo tuve la culpa por fingir algo que no era. —No entiendo. —Me encanta bailar solo en bóxer mientras estoy en casa haciendo la colada. Evito reír al ver cómo Raymond abría la boca sorprendido. >>—Me gusta vestir así. Señaló su ropa. >>—Me encanta cocinar, pero a su vez me encanta la comida chatarra por lo menos una vez a la semana. Odio las ensaladas. Amo el chocolate y el helado, me gusta el vino, pero me encanta tomar una cerveza mientras solo veo televisión. Deseo tener una mascota, soy un chico de campo en la gran ciudad aparentando ser lo que no soy. —Eso no es verdad. —Si lo es. Rebatió él. >>—Estando contigo oculte muchas cosas sobre mí en un intento desesperado para que me quisieras. —Piensas que no te conozco, pero sí lo hago. —No lo haces, porque te he estado mostrando a alguien que no soy. —Bebé de verdad que… —¡Soy muy celoso! Gritó. >>—Soy muy posesivo, y he tolerado que te pasearas con infinidad de amantes de tu brazo mientras yo estaba en tu apartamento esperándote. Raymond tuvo la gracia de parecer avergonzado, se pasó desesperado las manos por su cabello. —He cometido errores, pero desde que he estado contigo no he follado a nadie más, lo de los eventos era solo cosa de negocios, te lo juro. —Nunca has admitido que eres gay. —Soy bisexual, lo sabes, pero desde que estoy contigo… Yo… me haces feliz. —Soy solo tu amante, nada en especial. —Eres especial. Dijo él llegando a escasos centímetros de él, dudo en un principio, pero al final levanto las manos para acunar su cara. >>—Fui un idiota, quise proteger mi corazón pensando que no me importabas. Pero es mentira. Me mentí a mí mismo, aquella noche, cuando tú preguntaste sobre nuestra relación… tenía miedo de admitir lo que sentía. Temo que si pronuncio las palabras todo acabara, eres el único para mí. El corazón de Gavin comenzó a latir frenéticamente, no quería albergar esperanzas, pero cuando Raymond lo miraba de esa forma… —¿Aún crees que yo te traicione? Lo miró directamente a los ojos, descubriría la verdad —No. Él contestó sin dudar. —¿Por qué no dejar que me alejara? ¿Por qué mentirme después del accidente? Andrew pudo hacerse cargo de mí. Raymond apretó la mandíbula con fuerza. —No podía tolerar pensar que tú y él… —Es mi amigo. Gavin quiso dar un paso atrás para poner distancia entre los dos, pero Ray fue más rápido, lo atrajo contra su cuerpo. —Yo no lo sabía, ¿Quieres que te diga algo? A pesar de los millones que perdí en esos proyectos me dolía más el pensar que tú y él estaban juntos, como amantes… ¡Tú eres mío! Y dicho eso, lo besó. Un beso duro, posesivo, destinado a dominar y demostrar su punto. Cuando se separaron estaban jadeando, a Gavin le temblaban las rodillas, la atracción y el fuego entre ambos seguía intacto. Solo el frágil hilo de la desconfianza estaba todavía ahí, a pesar de las protestas de Raymond, Gavin logro separarse de él. >>—Perdóname bebé… Te extraño. —Escuche a Papá hablar de unos hombres tuyos en la casa. Raymond se movió nervioso. —Es sobre las reparaciones de las arcas. —¿Por qué lo has hecho? —Di mi palabra de que ayudaría. —Negocios son negocios, ¿cierto? No importa que tú y yo hayamos terminado. —Así es. Dijo él, pero Gavin supo la verdad. Lo vio en sus ojos. Él no cobraría por el trabajo. Él estaba haciendo esto porque le importaba, no solo él, sino su familia también. Logro disimular la tonta sonrisa en su rostro, ese acto desinteresado derritió algo en su interior. Este era Raymond, el duro arquitecto que no admitía que tenía buenos sentimientos. —Bien. Dijo, neutramente, saco el sobre amarillo que Andrew le había dado. No se lo entrego en las manos, sino que caminó y lo colocó sobre su escritorio. >>—Andrew tampoco te robo deliberadamente, fue traicionado por alguien dentro de su empresa. Todo lo que necesitas saber sobre él y sus cómplices dentro de tu empresa está ahí. Raymond miró el sobre y después a él —¿Russell te dio eso? —Yo confié en él. —Pero ya no confías en mí, ¿cierto? El tono de tristeza que escuchó en su voz estuvo a punto de hacerlo flaquear, lo que más quería era lanzarse a sus brazos y gritarle que lo perdonaba. Que lo amaba y que todo estaba olvidado, pero se contuvo. —Yo no he visto lo que contiene y no quiero saber. Caminó hacia la puerta. Paso por su lado, con el pomo de la puerta en la mano, se giró de vuelta hacia él. Raymond estaba de espaldas mirando hacia el escritorio, seguramente conteniéndose para no detenerlo y eso le gusto. >>—Trabajo hasta las seis, podemos cenar en mi apartamento si quieres, seguiremos hablando ahí. Raymond se giró hacia él, confusión estaba escrito en su cara, Gavin sonrió. >>—Lleva comida china y cerveza, te veo sobre las siete. Y sin darle tiempo a hablar abrió la puerta y salió, con paso ligero se dirigió hacia el elevador, en la mesa de recepción, Vicent y Alissa hablaban acaloradamente. Lo miraron al pasar, los ignoró. Junto a las puertas del ascensor, tanto Derek y Steven lo miraron. —Creo que tu hermano querrá hablar contigo. Informó a Steven mientras llamaba al botón del ascensor. —Solo espero que no trate de lanzarme una botella de whisky a la cabeza otra vez. Gavin rio —No lo creo. Las puertas de metal se abrieron, entró acompañado de Derek. —Espero tengas razón. Sonrió Steve. —Siempre la tengo… Cuñado. Le guiñó un ojo, antes de cerrarse las puertas de metal. Gavin tomó una respiración profunda, se sentía tan bien, como si un gran peso hubiera dejado sus hombros. Si Raymond y él tenían otra oportunidad en su relación, a lo mejor ahora todo resultara mejor, comenzarían de cero, estaba ansioso por verlo esta noche.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD