Volver a casa

1770 Words
Si tan solo pudiéramos controlar el tiempo a nuestro antojo nada de lo que mi padre me a dicho pasaría. Pero la realidad es otra, la noticia de que dejaremos Texas me duele, toda mi vida la e pasado aquí y que ahora mi padre decida qué es mejor mudarnos a su antigua cuidad es algo que me destroza. No solo por el lugar que dejamos, si no por las personas, desde mi nana hasta mis amigos, todo se quedará aquí. Sigo encerrada en mi habitación, se que tal vez piensen que soy una niña mimada, pero si tan solo estuvieran en mi lugar entenderían que esto es difícil para mí. – Hija, por favor, abre la puerta y deja de actuar como una niña – Mamá es imparcial en esto, lo único que ella quiere es vernos feliz a ambos. – Como ya dije, no abriré hasta que papá cambie de decisión. Me dejó caer en la cama y miro el techo blanco, ahí algunas grietas que según se tendrían que reparar, algo que ahora se que no se hará. Escucho ruido en la ventana que da para el balcón, ignoro el ruido y me sigo sumergiendo en la miseria que hoy siento. – ¿Señorita?. Es encerio, utilizaron a mi mano derecha para poder sacarme de esta habitación que bajo han caído, veo al hombre parado el pie de la cama. William es el típico vaquero que encontrarás en Texas, cabello rubio, ojos azules y su piel bronceada, pero no en exageración. El hombre ronda los 30 años y aún así hace que mis bragas se humedezcan. la camisa blanca que lleva puesta hace que sus músculos sean más notorios y diablos si no estuvieran tan molesta lo arrojaría a la cama y me lo follaria, como le he hecho muchas veces. – ¿Que no piensas hablar?, ¿O sólo te quedarás ahí mirándome?. – Su actitud es muy extraña, más de lo normal. – Mi señora – Mierda, esa frase, la he escuchado muchas veces y siempre la he odiado – Entenderá que esto lo hago por su bien, el señor Mateo sólo quiere lo mejor para usted y para su familia, así que...perdón. Todo pasa en cuestión de segundos, William abré la puerta y deja entrar a mi padre, la expresión que tiene me la sé de memoria, es la misma que usa cuando se trata de negocios. Y cuando creo que querrá negociar algo conmigo, me toma en brazos y me arroja en su hombro como si fuera un costal de papas. Baja con migo en el hombro hacia la planta baja, lo único que puedo ver son las botas de William que viene detrás de nosotros. Y se los juro esto el lo pagará, me a traicionado y no se lo perdonaré, cuando creo que ya estamos en la sala me arroja en uno de los sillones individuales. eEnfrente de mi esta mamá, lleva un vestido rosa dando más color a su piel morena, el cabello lo tiene suelto. Levanta la vista de la revista que está viendo y sólo me mira y niega con la cabeza, papá se sienta a un lado de ella y crusa los brazos, tiene el seño fruncido y parece que la vena que se a saltado en su frente esta apunto de explotar. – Yo te hice una promesa hija – La voz de mi padre se escucha débil –Te prometí que siempre obtendrías lo que tú quisieras, pero por primera vez no será así. Con solo mirarlo siento un nudo formarce en mi garganta, es la primera vez que veo a mi padre de esta forma, presentando a una persona vulnerable y no al arrogante y poderoso Mateo De La Ferrer. Veo una lágrima correr por su mejilla, se levanta de su lugar y camina hasta estar enfrente de mi y se arrodilla, toma mis manos y veo sus ojos color café iguales a los mios. – Hija, yo siempre te e preguntado ¿Que es lo que quieres?,¿Cuando lo quieres? y ¿Como lo quieres? ,Pero por primera vez no haré eso, si no que te ordeno que vallas conmigo a mi cuidad natal. Al ver a mi padre así hace que mi corazón se haga muy pequeño – Si papá, iré contigo. Pero claro que soy tonta, e olvidado como realmente es mi padre y lo manipulador que puede llegar a ser. Se levanta de golpe y se quita la lágrima que tenía, me muestra una sonrisa como la del Guasón y hay es cuando entiendo que todo esto es una farsa. – Bueno, entonces ve y prepara tus cosas que mañana por la mañana nos vamos a Mier. Me levanto del sofá y camino rumbo a las escaleras, William esta al pie de ella, con señas le doy a entender que lo espero en mi habitación. Estoy molesta, desde un principio hubiera pensado en lo que haría mi padre, pero mi confianza me hizo creer otra cosa y ahora estoy aqui, rumbo a mi habitación a preparar mis maletas para irme a una cuidad donde no conozco a nadie solo por el capricho de mi padre. Al abrir la puerta encuentro a William sentado en mi cama, por instinto me quito un zapato y se lo arrojó en la cabeza, gracias a mi excelente puntería que tengo le doy en la cara. Es que el a hecho algo que no esperaba, estuvo aunque sea por unos minutos al lado de mi padre y no en el mio. – ¿Es que acoso eres idiota?– Sólo me mira y pareciera que esto también le toma desprevenido –William, perdón por come te hablé y perdón por el golpe, pero pensé que siempre estarías en mi lado. Camina hacia mi y me toma desprevenida con el beso que me da, en el puedo sentir toda la tristeza que siente en este momento, pero a su vez está lleno de deceo y dulzura. Con placer le respondo el beso y me dejó guiar por el, algo que no estoy acostumbrada, darle el contro a otra persona. Me dejó llevar por sus besos y caricias y para cuando me doy cuenta ambos estamos en la cama y el tiene la mano metida dentro de mi camisa. Pero cuando ya estamos apunto de llegar a algo más como interrumpidos por unos toques en la puerta, William se quita de encima de mi y se esconde en el closed, yo me levanto molesta de la cama y abro la puerta. Mi nana me muestra una cálida sonrisa y me abraza, sólo una vez me separé de ella y eso fue cuando entre a la universidad, pero desde entonces ella a hecho el papel de mi segunda madre, no digo que mi madre se despreocupara de mi es sólo que ella también viajaba mucho y había ocasiones en las que no podía ir con ella. – Mi niña, siento mucha tristeza de que te vallas – Rompe nuestro abrazo y veo cómo se contiene de llorar – Pero mira el lado bueno, conocerás nuevas personas y...y serás feliz – Rompe en llanto y la vuelvo a abrazar, también me uno en sus lamentos – Mi niña se va a ir de mi lado, no se en que momento creciste y dejaste de ser una pequeña niña. – Nana, gracias por estar siempre para mi, y por guardar muchos de mis secretos. Duramos un tiempo abrazadas, después de eso ella se despide y promete venir a primera hora mañana para ayudarme a preparar mi equipaje. Al entrar otra vez a la habitación y buscar a William este ya no está, al parecer prefirió dejarme sola con mi nana y se lo agradezco, no e gusta llorar enfrente de la gente y piensen que soy débil. Por última vez veo la habitación que fue mi por 23 años, las paredes color crema, algunas con imágenes de cantantes que con el paso del tiempo dejaron de gustarme, los muebles en color blanco y la cama en el centro de la habitación con sus sábanas azules, todo esto dejaré atrás y se que algún día volveré y nunca me iré de este lugar. Todos los trofeos por obtener el primer lugar en mis estudios se quedarán aquí, al igual que muchas de las fotos que tengo en esta habitación. Tomó uno de los peluches que tengo y lo abrazo con fervor, es un oso polar, ya viejo y sin un ojo, pero para mi es lo más importante ya que fue el primer regalo que mi padre me dio. Me recuesto el la cama y aún abrazando al oso feo me quedo dormida. A la mañana siguiente el ruido de los empleados es lo que hace que me despierte, aun es temprano, ya que el sol no a salido en su totalidad, así que no creo que pase de las 6a.m. Como si fuera una zombi salido de alguna película de terror me levanto de la cama, a lo lejos se puede escuchar los gritos de mi padre, y la verdad no le pongo mucha atención. Todo lo demás pasa en cámara rápida, me ducho rápido y me visto con un vestido n***o ya que estoy de luto por mi partida. Para cuando ya me doy cuenta voy en una camioneta rumbo al aeropuerto, mi nana, mi dulce y tierna nana me ayudó a empacar todas mis cosas. Así que...pues aquí estoy, llendo a un lugar que sólo se que esta a un millón de kilómetros de Texas, sin nadie que conozca y aunque la familia de mi padre vive en esa cuidad, nunca los e visto lo suficiente para decir que también son parte de mi familia. El vuelo sólo dura unas ocho horas y cuando llegamos hay varios hombre esperándonos. Ignoro a todo el mundo y subo a una de las camionetas que nos llevarán al lugar donde nos estaremos quedando, la realidad es que no se donde es eso, no se si mi padre compró una casa o rentó una departamento, realmente no se nada de los planes de este viejo loco. Nos toma otra hora llegar a nuestro destino y para mi sorpresa veo una gran mansión, tintada de un rojo arenoso, con las ventanas cafe, al bajar puedo ver completamente el vecindario y aunque quisiera negarlo un poco de esto me llama la atención. – Hogar, dulce hogar – La voz de mi padre hace que le ponga atención y al verlo el esta sonriendo. Okey, a pensar todo desde cero, gracias vida,¿creo?.

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