Mi jefe, el dueño del casino.

Un año antes Mía Shariff estaba exultante. Quería saltar, gritar, festejar. Llamar a su madre. No podía creer lo que acababa de ocurrir. Por fin podría salir de la ratonera en la que vivía! Recién terminaba de firmar un contrato con el mismísimo Tony Falcone, dueño y gerenciador del conocido hotel Casino "The Swan". Cómo había llegado hasta allí era por una serie de eventos fortuitos. Nacida en Beirut, de madre norteamericana. Su padre era un joven lugareño que su madre conoció trabajando para una pareja de diplomáticos como niñera. Pero su experiencia matrimonial no fue buena y debió huir del país con su hija. Afortunadamente tenía contactos a través de la embajada. Así que Mía había llegado repatriada a Estados Unidos. Poco agraciada pues no destacaba por su belleza, Mía poseía lo que su madre había bautizado como el "don". Mía era magnética. La gente revoloteaba alrededor de Mía, quería ser su amiga, contarle sus problemas...y pedirle soluciones. Siendo porrista y sumamente inteligente, había conseguido una beca y comenzado a estudiar la carrera de Relaciones Púbicas pero su destino se vio trunco por un accidente de su madre que la obligó a abandonarlo todo. Ella no era una joven especialmente atractiva, era más bien exótica en un sentido que con diez o quince centímetros más la podrían haber llevado a una pasarela. Pero Mia media 1.60, pesaba 42 kilos y carecía absolutamente de curvas. Tenía el pelo lacio apenas por debajo de los hombros, la piel de un color cetrino pronunciado y los ojos al igual que el cabello de color n***o. Y la nariz con el tabique desviado. Físicamente no llamaba la atención, sin embargo tenía el talento de granjearse tanto la simpatía como la confianza de la gente. Cuando las cuentas hospitalarias de su madre la obligaron a abandonar la escuela, el único trabajo que pudo conseguir masomenos bien pago y gracias a una amiga stripper fue como camarera en el mejor club de Las Vegas. Debido a su don de gentes había escalado desde una simple mesera hasta ser Relaciones Públicas del club, y así fue como la conoció Tony Falcone. Visitando varias veces el club donde trabajaba Mía, vio la manera como se desenvolvía en el club y automáticamente le ofreció un puesto de trabajo. En la reunión que había tenido, le dijo: -Veras, hace no mucho tiempo tuvimos un inconveniente. Una joven desapareció. De hecho tuvimos un problema con la jefa del servicio de limpieza y debimos despedirla, aparentemente estaba entregando a algunas de las chicas del servicio de cuarto a los clientes, quedándose con una tajada.- hizo una pausa mirando hacia afuera. Su oficina se encontraba entre los pisos más altos del Swan. Así Mía pudo ver su perfil Patricio, su nariz perfectamente tallada, sus largas pestañas que coronaban sus ojos azul grisacio. Su cabello castaño peinado prolijamente de color miel, parecía más un modelo de pasarela que el director de uno de los casinos más importantes de Las Vegas y definitivamente no parecía tener vínculo alguno con la mafia. Se dió la vuelta y volvió a mirarla -Yo soy director de The Swan desde hace tres años, anteriormente estaba a cargo un amigo de la familia que ya está retirado, y me explicó todo acerca del negocio. Pero su modo era a la "vieja usanza". Yo me propongo llevar al hotel al siglo XXI y no me puedo ocupar de este tipo de cosas ni mucho menos necesito este tipo de desprolijidades. Necesito alguien que se ocupe cuando los clientes tienen cierta clase de "requerimientos", me explicó?- Claro que se explicaba perfectamente, necesitaba alguien con mano de hierro para hacer el trabajo sucio. Alguien que no lo traicionara ni dejara mal parado al hotel. -Lo que te ofrezco es ser la jefa del departamento de Relaciones Púbicas VIP. A mí no me interesa que te ocupes de otras nimiedades, para eso ya tengo gente. Me interesa que te ocupes de mantener satisfechos a los clientes sin perder de vista lo importante, el hotel, The Swan, que es lo primero que nada. Prefiero perder un buen cliente que la mala publicidad que puede traernos aparejada que algún huésped deje tirado el cuerpo destrozado de una chica en medio de una suite del hotel- juntó las manos apoyado los codos sobre la mesa y mirándola fijamente le dijo -Me entiendes?- -Perfectamente señor- -Ya ví como te mueves. Pese a tu pequeño tamaño la gente te respeta a la vez que confía en tí, no puedo pensar en otra persona para hacer este trabajo- hizo una pausa y le alcanzó un cheque- Está sería tu paga mensual si aceptas el puesto, y puedes tomar este cheque en concepto de anticipo- Mía no podía creer la cifra, era mucho dinero, muchísimo más de lo que esperaba. Con eso podría liquidar las cuentas hospitalarias de su madre mucho antes de lo previsto! -Este es el contrato, si lo quieres llevar para revisar- Mía asintió en estado de shock. -Si le parece puedo leerlo acá y firmamos...- El la miró sorprendido porque eran varias páginas, lo que no sabía era que la inteligencia de Mía era muy superior a la media con un IQ de casi 140. Su mente iba rápido, muy. 'Tus estás cinco pasos adelante, por eso te ganas a la gente' solía decirle su madre. Por eso era tan buena en lo que hacía, aparte tenía memoria fotográfica. Luego de 5 minutos. -Esta todo en orden, si es tan amable de prestarme una pluma lo firmo- cosa que hizo, frente a la sorpresa de él. -Bien Mía, entonces estás formalmente contratada. Bienvenida a The Swan- le dijo levantándose Tony, para cerrar el pacto estrechandole las manos.