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— No es verdad nada de lo que Rebeca te dijo – continua, y me estremezco al recordar la escena anterior. — No quiero acostarme contigo, no quiero que seas una aventura de una noche, quiero protegerte, quiero pasarme horas platicando contigo y reírnos juntos, pasear por las calles contigo de mí brazo, eso es lo único que quiero – termina y si no fuera porque me tiene ceñida a su cuerpo caería desmayada. Me mira con sus ardientes ojos verdes, es tan hermoso y yo siento que estoy soñando, ríe con esa sonrisa tan sexy y me contagia su sonrisa. — ¿No dices nada? – dice con diversión en el rostro, sabe que estoy atónita. — Yo no sé qué decirte – digo con timidez, acerca su rostro hacia a mí y me besa la mejilla, después baja suavemente por mí cuello, y sus labios se aprietan formando un beso