Decir que se me daban fatal las tareas domésticas cotidianas era quedarse corto. Apenas podía limpiar un plato sin estropearlo todo. En cuanto me curé, tuve que pasar por un intenso campo de entrenamiento para prepararme para ser la criada de Zander. Nunca había fregado un solo plato en mi vida. No estaba acostumbrado al trabajo manual. Ruth se había reído varias veces mientras yo me esforzaba por doblar bien las camisas. "Vale, ¿qué tal si pasamos a planchar?". sugirió Ruth. "Tendrás que aprender a planchar su ropa". "Hice un lío con el plegado. ¿De verdad crees que puedo manejar un aparato caliente?". "Tengo fe en ti", sonrió. Pues no. No estaba acostumbrada a nada de esto, pero haría lo necesario para estar al menos en términos civiles con el hombre. Haría este h*ll mucho más