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Rossana no podía dormir, no era que esperaba a su marido como una esposa angustiada por verlo llegar. Por supuesto que no, sin embargo, su mente no dejaba de pensar en todo lo ocurrido, pensó en Gustavo, en su destino. «Ahora debe estar dándose la gran vida con el dinero que recibió por mí, ¿Cuánto dinero le habrá costado a Elon mi rescate? Ni siquiera se lo pregunté» pensó. El recuerdo de ayer entre sus brazos, sus besos, su aliento y el peso de su cuerpo contra ella en esa cama hizo que se ruborizara al instante, un cosquilleo se sintió en su estómago hasta su vientre, pero un grito de miedo la hizo volver a la realidad. Se levantó tan rápido como pudo, corrió hasta esa habitación. Al entrar, miró a Brinn, estaba empapada en sudor, sollozando. Rossana la abrazó con fuerza. Brinn alz