Al día siguiente.
Cuando Emiliano abrió los ojos no sintió el tibio cuerpo de su esposa en la cama, se enderezó, vio en su reloj, eran casi las seis de la mañana.
Se levantó, la buscó, no la encontró, decidió darse un baño, vestirse, hoy era la fiesta de empresarios, pero él antes debía ir a trabajar.
Lisa estaba en la habitación de Thiago.
—No me quiero levantar, mami, no quiero ir a la escuela, tengo sueño.
—Mi amor, tienes que ir.
Thiago se enredó en las sábanas, dispuesto a no ir a la escuela.
—Es que tengo sueño, mami.
Lisa sonrió, al final pudo sacarlo de la cama, lo llevó a bañar, cuando vio más petequias en su espalda.
—Está bien, cariño, tú ganas, no irás a la escuela —dijo cuando sintió que tenía algo de fiebre.
—Mami, ¿podemos ir al parque?
Lisa le mirò con ojos peque
