When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
—¡Claro que no! ¿Por qué huiría de mi esposo? Es solo una broma de Thiago, vamos, llegaremos tarde al colegio. Subieron al auto y llegaron a ese lugar. Lisa dejó al pequeño en clases, luego volvió el auto. —¿Qué quieres hacer ahora? —exclamó Octavio —Tengo algo importante que hacer, pero, no sé si es lo correcto. —Si tienes la duda, tal vez debas pensarlo muy bien. Lisa miró por la ventanilla, recordó esa llamada de anoche, quería olvidarlo, fingir que no le importaba, ella estaba convencida de que Emiliano Beckman debía tener amantes, ella no permitía que él tocara su cama, debía tener algún consuelo, ¿verdad? Pero, ahora se sentía diferente, era como un dolor en su corazón que nublaba su razón, ahora no se sentía bien. —Llévame a la fundación de Punta Roja, por favor. Octavio la