— Te quiero coger, mami — Noooo Mateo nooooooo ¿estás loco? — ¿Que? ¿Porque no? — Porque no, Mateo — Necesito… — Tocame y te toco, pero no — Es que quiero… — Dale vení… — Selene necesitaba ceder algo para calmar un poco a su hijo Las manos de Mateo se metieron dentro del short por la parte trasera y acariciaban el culo de su madre con total descaro. La pequeña tanga estaba metida en la cola y los dedos de él se metían debajo de la íntima prenda buscando hurgar en sus agujeros más prohibidos. Selene no solo se dejaba hacer, sino que colaboraba desprendiendo el botón del short y bajando el cierre para darle más libertad de movimiento a las desesperadas manos de su hijo. Mateo interpretó ese movimiento como una barrera que se levanta y