Después de pasar la noche en el dormitorio de Milagros, quedé muy ansioso por repetir la situación. Quería volver a quedarme a solas con ellas y que me contara acerca de sus anécdotas sexuales, y si lo hacía desnuda, mejor. Pude hacer esto durante la tarde, al fin y al cabo estábamos en plena cuarentena y ninguno tenía muchas cosas para hacer. Sin embargo preferí no presionarla demasiado. Me mantuve toda la tarde lejos del cuarto de Milagros… y lo más lejos posible del culo de Jessica. Mi prima seguía paseándose por la casa en tanga y parecía buscar momentos inoportunos para agacharse frente a mí y mostrarme cómo su concha mordía la tela de su ropa interior. No quería darle el gusto de tener una erección frente a ella, por lo que intentaba cambiarme de habitación cada vez que la veía llega