―Sí, lo sé… ya vos sí que se te nota. A los hombres les cuesta mucho más disimular su calentura. Si se les pone dura la v***a, quedan en evidencia. Milagros me explicó que si a vos se te para mirándole el culo o las tetas a tu hermana, no hay nada de malo en eso. Al fin y al cabo es culpa de tu instinto masculino, que reacciona aunque vos no lo quieras. O sea, para una parte muy primitiva de tu cerebro… estás viendo culos, conchas y tetas que son de lo más… apetecible. Esa parte primitiva no entiende de hermanas, tías, primas o madres. Le da todo igual. Y al parecer eso nos puede pasar a todos, incluso a las mujeres. La vez que me acabaste en la cara… me refiero a la segunda, porque la primera me tomó por sorpresa y no me dio tiempo a nada. ―sus dedos habían adquirido un ritmo no tan rápid