De milagro conseguí zafar de la incómoda situación en la que me encontró mi mamá. Si ella no hubiera hecho tanto ruido al abrir la puerta, hubiera visto parte de mi v***a dentro de la concha de Paola. ¿Y qué iba a decirle? ¿Que mi hermana y yo estábamos jugando al doctor? Ni siquiera sé por qué llegamos tan lejos en ese absurdo “jueguito”. Al menos ahora sé que Pao no está enojada conmigo, al contrario. Mi mamá caminó tan rápido como pudo, me agarró de la mano y me arrastró con ella. Estoy seguro de que no quería que mis otras hermanas me vieran con la v***a dura. Entramos a su cuarto y dijo: ―¿Por qué estaban desnudos los dos en el baño? ―Fui un ingenuo al creer que ella dejaría pasar esto tan fácil. ―Em… ya te lo dijimos. Nos queríamos bañar, peleamos porque ninguno de los dos quería