—Bueno, ya expliqué que me gustaba la forma en que me tocaba… y también me gustaba verla tragar semen. No sé por qué, me resultaba muy morbosa la idea de que mi madre se tragara la leche de hombres que ni conocía, y que esa leche saliera de mi propia concha. El método fue evolucionando. No siempre fue meter los dedos y sacar el semen. Una noche me sorprendí mucho cuando sentí algo húmedo tocando mi clítoris, miré y me encontré con que era su lengua. Y sí, ya sé que ahora dirá que lo hizo para “favorecer la dilatación”, y hasta puede que ella se lo haya creído. Pero para mí fue muy fuerte ver a mi propia madre lamiéndome el clítoris. *Esta práctica se repitió otra noche, y luego otra… hasta que se volvió parte de la rutina. Mientras me metía los dedos en la concha, me lamía el clítoris… pe