Hubo un segundo ensayo. Ocurrió al día siguiente. Ya se me había pasado el enojo con Milagros, en especial porque no quería llevarme mal con ella cuando estábamos tan cerca de lograr nuestro objetivo. Este segundo ensayo transcurrió en mi dormitorio, mientras yo cogía con Brenda. Sí, lo sé… últimamente estoy cogiendo mucho con esta chica, y ni siquiera necesitamos una excusa para hacerlo. Pasamos mucho tiempo en la misma pieza, completamente desnudos, y no es raro que terminemos en la cama dándonos con todo. La puerta se abrió de golpe y tuve un potente flashback de la época en que mi mamá hacía eso y yo tenía que evitarme excusas para zafar. Sin embargo ahora no tengo por qué tener miedo. Incluso si mi abuela es la que entra, me da exactamente igual. Eran Milagros y Camila. Las dos est