Brenda se lanzó contra una de las tetas de mi madre y comenzó a chuparla. Seguramente de la misma forma succionó los pezones de Camila, y si lo hizo con tanto énfasis, mi hermana debió disfrutar mucho. Selene se movió un poco, como si intentara penetrarla, y en realidad eso hacía. El dildo se fue hundiendo más y más dentro de la concha de Brenda. Los dedos de mi madre recorrieron todo el agujero del culo, no se metieron en ningún momento, pero si le dieron un buen masaje a esa zona. Pasaron los segundos y yo seguí con mi paja silenciosa. Mi madre tuvo que esforzarse para ahogar sus gemidos. Todo el tiempo miró hacia el baño, quizás podía verme, o tal vez no; pero era como si me estuviera diciendo: “Esto te lo dedico a vos”. ―Me encantaría que te quedes más tiempo, Brenda, de verdad. Tene