―Porque tenía miedo de que ellos creyeran que yo era inexperta en el sexo. Lo cual era verdad. Así que hice lo mejor que pude. Le puse muchas ganas, sin saber muy bien lo que hacía. Fue puro instinto. Igual ellos también aprovecharon bastante la situación. ―¿A qué te referís? ―Pregunté. ―Se refiere a que le cogieron la boca. ―¿Ah sí? ¿Y cómo fue? ―Quise saber más. ―Vení, Mateo. Parate al lado de la cama. ―¿Es necesario, Tamara? ―Preguntó mi mamá. ―Si les vas a mostrar, mostrales todo, Selene. A medias no. ―La tía tiene razón ―acotó Milagros―. Quiero saber qué más hicieron. Me puse de pie junto a la cama sin estar demasiado convencido de lo que hacía. Selene se arrodilló delante de mí y me miró con una carita que decía: “Me da mucha vergüenza hacer esto”. ―Ahora, agarrale los pelos