Entré de vuelta a la casa porque en el patio ya me estaba sintiendo como alguien que sobra. Selene estaba aprovechando la oportunidad para hacerse ver como la madre dulce y comprensiva que nunca vio, y en cierta forma lo estaba logrando. Brenda parecía rendida a sus pies. Camila soportaba la situación a su manera: en silencio y con una sonrisa tensa. Creo que fue esa sonrisa lo que me hizo sentir más incómodo. Bueno, eso y saber que toda la situación era una farsa y que apenas un par de días antes Camila odiaba a mi madre por no dejarla vivir su sexualidad como le diera la regalada gana. Por eso decidí refugiarme en lo más parecido que tengo a un lugar propio: el cuarto de mi mamá. Me acosté en la cama y empecé a buscar algo para mirar en Netflix cuando escuché ruidos provenientes del ba