When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
Elisa escuchó los pasos emocionados de alguien que entraba por la puerta e inmediatamente supo quién era. —Estoy en la cocina —gritó, y en cuestión de segundos, Cata entró con una amplia sonrisa en su rostro. —Bueno, te ves feliz —dijo Elisa. —Podría decir lo mismo contigo —dijo Cata, sentándose frente a ella y dando un mordisco a las galletas recién hechas que Elisa acababa de hornear. —Estos son buenas, por cierto. —Gracias —Elisa sonrió—. Y sí, estoy feliz hoy. —Eso nos convierte a los dos —dijo Cata. —¿Dónde está Oliver? —ella preguntó. —Tomando una siesta —dijo Elisa—. Así que no nos emocionemos demasiado. —Correcto —dijo Cata—. Entonces, ¿quién comienza compartiendo las buenas noticias? —Tú —dijo Elisa. —No, tú —contrarrestó Cata. —Solo derrama la tuya —dijo Elisa una vez