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Leo miró por la ventana tan pronto como se despertó. Dejó escapar un suspiro de decepción cuando vio que el cielo estaba oscuro y tormentoso. Las gotas de lluvia caían sobre el cristal, creando un ritmo rítmico pero burlón. —¿Por qué diablos está pasando esto? —él susurró. Leo leyó el pronóstico del tiempo la semana pasada y todos los informes decían que el tiempo sería fantástico. Se masajeó el puente de la nariz y miró a Elisa. —¿Qué estás haciendo ahí? —ella preguntó—. Hace bastante frío. Ven aquí —palmeó el lugar a su lado. Leo se acercó a la cama y se acostó junto a ella. Agarró la manta y la estiró sobre su cuerpo antes de acurrucarse a su lado. Se abrazaron ayer por la noche, y se sintió natural abrazarlo en ese momento. Los dos vieron como la lluvia caía en cascada afuera, el s