| Bebé sin Encargo |

2066 Words
Siento el calor en mis mejillas, ardiendo, cómo las ganas de que me tome de una vez por todas. Sorpresivamente, pareciera que escuchara mis pensamientos, ya que me embiste, llenándome con su maravilloso falo, otra vez listo para mí. Gimo, por sus intensas penetraciones, y mis ojos bajan cuando sus manos descienden el escote de mi vestido liberando mis montañas turgentes. La vergüenza y la pena no existen en mí en este momento, me importaría poco que me vieran teniendo placer desde otro lugar. ─Estás tan caliente y húmeda…Raquel, eres perfecta para mí ─gime en mi cuello, embistiéndome más fuerte para provocar que mi cuerpo tiemble por el orgasmo avasallante que finalmente toma mi cuerpo. «Soy perfecta para ti» repito en mi mente, esbozando una sonrisa. Luego de darme un baño caliente y él terminara su llamada de negocios, me siento en la cama, secándome el cabello. Vislumbro su cuerpo desnudo; bien tonificado, caminando hacia la ducha. ─Si quieres pide algo, en el menú, mientras me baño ─propone, aún con las mejillas enrojecidas por nuestras rondas de placer. Muerdo mi labio, llamando su atención, detiene sus pies, envolviendo una toalla blanca en su cadera, cubriendo su falo de mí─. ¿Qué estás pensando? ─Inquiere, sin tapujos. Tomo una bocanada de aire, pensando en cómo tocar el tema. ─La última vez…que estuvimos, insinuaste querer casarte conmigo en Italia, ¿sigue en pie la propuesta? ─Cuestiono, sus ojos se abren con sobresalto. Levanta uno de sus brazos, para rascar su nuca con cierto nerviosismo «Que tonta ¿cómo voy a preguntarle eso? ¡Seguramente lo espanté!» pienso, tragando con dificultad. ─Por supuesto, mi pelirroja, pero…eso lo veremos más adelante, disfrutemos primero de nosotros y luego, anexamos los papeles a lo nuestro. No pienses más en eso, sino, no será sorpresa ¿Está bien? ─Dice de repente, acercándose a mí, para sostener mi rostro y besar mis labios. Asiento, sintiendo cómo mi corazón late de nuevo con efusividad e ilusión─. Ahora pídete algo de energía porque te quiero de postre ─murmura, metiéndose al baño. Dejo salir un suspiro, lanzándome a la cama con una sonrisa, moviendo mis brazos y piernas de la emoción. «Es el hombre de mis sueños» pienso, sentándome de nuevo. De repente, observo su celular, cómo su pantalla se alumbra una y otra vez, sin sonido. Como si ocurriera algo malo. Me levanto, sosteniéndolo en mi mano, para ver el nombre de una persona “Jessica García” arrugo mi entrecejo, ya que se pierde la llamada y vuelve a repicar en silencio. Muerdo mi labio, deslizando el dedo en el táctil para contestar la llamada. ─¿Hola? ─Pregunto, con duda en mi voz. ─¡¿Quién carajos eres tú?! ¡Pásame a Elijah! ─Exclama, sobresaltando a mi corazón. ─Creo que está equivocada, señorita, este es el celular de Noah Callum ─reitero, haciendo ademán de colgarle «loca» pienso. ─Noah Callum es el nombre artístico, de mi esposo ¡Elijah García! ¡¿Quién eres tú, pequeña zorra?! ¡Ponme al infiel de mi esposo al celular! ─Exclama con la voz rota del sollozo. ─Espera…¿Noah es Elijah, su esposo, cómo no sé qué es una broma? ─Inquiero, rehusándome a creer. Ella gruñe, ofuscada. ─¡Dile mi nombre! De todas maneras él te lo va negar, como siempre…no debí de creer que cambiaría, sigue pagando por su putas ─espeta, mi corazón late con más fuerza y mi cejo se arruga─. ¡Pásame a mi… ─Cuelgo la llamada, y mi brazo cae lánguido al costado de mi cuerpo. Mis ojos se escuecen «Entiendo todo, lo de vernos en solo hoteles, no querer que viaje a verle…no conocer su maldito nombre real» pienso, sintiéndome una estúpida a la cual le vieron la cara. ─Pelirro… ─menciona, pero detiene sus palabras al verme con su celular en la mano y los ojos llenos de lágrimas. ─¡Eres un maldito mentiroso! ─Grito, lanzándole el celular, este se estrella contra la pared. Sus ojos se abren con sobresalto y trata de cubrirse. ─¡Raquel, puedo explicarlo! ─¡Te llamas Elijah, estás casado, solo me querías como una puta a la cual nunca le pagaste! ─Exclamo, dejando salir el nudo en mi garganta. Mi pecho duele, mientras sus ojos grises que creí amar, ahora aborrezco con fuerza mayor. Comienzo a vestirme de nuevo, él intenta tocarme, pero le empujo, golpeando su pecho desnudo con mis puños. ─¡Eres un imbécil, te juro que lo vas a pagar! ─Suelto, nublada por el dolor. Tomo mis tacones del suelo junto a la tanga, luego de enfundarme el vestido. Él suelta una carcajada que detiene mis pasos. Arrugo mi entrecejo, virándome para mirarle. ─¿Qué creíste, que me casaría contigo? Una chica que solo es sexy y sirve para follar…mi esposa ha estado tan rígida que pensé: “esta pelirroja quizás le dé diversión a mi vida”, porque tiene un delicioso trasero, que podría… ─Detengo sus palabras con una abofeteada, girando su rostro para ver su mejilla enrojecerse de inmediato ante la intensidad de mi golpe. Mi palma arde y las lágrimas se deslizan en mi piel. ─En tu puta vida vuelvas a buscarme ─gruño, apretando los tacones en mi otra mano. Camino a pisotones hacia las afueras de la habitación. Presiono con desespero el ascensor, sacando de mi bolso el celular para llamar a Virginia…pero, recuerdo que hoy estaría ocupada con su bebé─. Demonios ─suelto en un sollozo, aspirando la mucosidad de mi nariz para entrar al ascensor vacío. Mi pecho sube y baja por la ofuscación. Mientras marco el número de mi segunda opción, coloco el celular en mi oreja, escuchando los tonos, moviendo mis pies con nerviosismo. ─¿Qué…carajos, Zanahoria? Ve la hora que es y… ─Logan… ─murmuro, con la voz rota. ─Maldición, dime el nombre del imbécil, lo moleré a golpes ─espeta, haciendo un gruñido. Niego con la cabeza, sin saber que decir. Las puertas del ascensor se abren y salgo de allí, descalza con el rímel posiblemente corrido y un aspecto de espanto. Inesperadamente, las mujeres de recepción comienzan a reírse. Detengo mis pies, encarándolas. ─¡Hijas de puta, ojalá mis tacones en sus caras les den risa! ─Exclamo, al mismo tiempo que lanzo mis tacones hacia ellas. Golpeándolas con ellos. ─Raquel…¿acabas de lanzarles tus zapatos a unas personas? ─Inquiere Logan, aún en la línea. ─Voy a tu casa ─digo, haciendo ademán de colgar. ─No, espe… ─Cuelgo, guardando el celular y salgo del edificio pidiéndole mi auto al valet parking, quien lo trae con rapidez por mí, al mirarme sin zapatos y con la apariencia de la llorona. Entro al auto, manejando con velocidad, mientras las lágrimas se desbordan de nuevo por mis mejillas. Detengo el auto al frente de una gasolinera, en busca de unas sandalias y dos botellas de vodka. Coloco las cosas en el mostrador de golpe, entregando mi identificación. La chica me observa con desconcierto, cobrándome. Le doy los billetes, tomando mis cosas. ─Quédate con el cambio ─espeto, dándole una sonrisa escasa de humor. Colocándome las sandalias de colores, para volver al auto. Observo a través del parabrisas, la fachada de la casa de soltero de Logan. Aparco el auto, cuando una chica sale corriendo de su casa, a medio vestir y molesta. Se introduce en el taxi, insultándole. Él sin camisa, vuelve dentro. Niego con la cabeza, al saber que sigue siendo el mismo rompecorazones. Bajo del auto, con las botellas en mis brazos mientras golpeo la puerta. Este la abre, mostrándome su torso musculado y tatuado «Concéntrate» digo en mi mente para entornar mis ojos en los oscuros de él. ─Asco, vístete ─gruño, empujando una botella en su pecho mientras le aparto para adentrarme. ─Es mi casa ¿te lo recuerdo? ¿Y qué haces aquí luciendo esas chistosas sandalias? Oh cierto, le lanzaste tus tacones a unas personas ¿Qué haces aquí, zanahoria? ─Inquiere, me lanzo en el sillón, abriendo la botella en mi mano para empinármela, tomo un gran sorbo del alcohol transparente. Me arde la garganta y suelto un resoplo. ─Los hombres no sirven, todos son unos infieles…y esos tacones no eran originales, cumplieron su función ─espeto, él se coloca una camiseta cubriendo su cuerpo muy sensual. Le doy una sonrisa y él alza una ceja. ─No lo voy a negar, la mayoría somos carnales, aunque yo no soy infiel. Solo no comienzo una relación, por la misma razón de que estás aquí, con el corazón roto ─menciona, ruedo los ojos, tomando otro gran sorbo de Vodka. Él se levanta, arrebatándome la botella, para sentarse a mi lado y beber de ella─. Dime por favor, que por lo menos tenía el pene pequeño ─agrega, provocándome una carcajada. Niego con la cabeza, sintiendo las ganas de llorar de nuevo. ─Lo peor es que me gustaba mucho, todo de él. Ahora resulta, que ni sabía su verdadero nombre…ya me parecía extraño que un sujeto así de millonario no tuviera registros de nada, mantiene bien su secreto el muy… ─gruño, apretando mi mano con ganas de que sea su cuello. ─Ve el lado bueno, no avanzó la relación, y te diste cuenta a tiempo ─menciona, tratando de aconsejarme. Entorno mis ojos en él. ─Tú solo escúchame, no hables ─espeto, arrebatándole la botella. ─Si te quieres emborrachar y deprimir en el sillón, es problema tuyo. Calentaré unos Brownies que hice, tengo que conciliar el sueño de nuevo, ya que me has interrumpido ─menciona, hago una mofa por sus palabras. Observando cómo camina hacia la cocina. ─Vi a la chica que se fue molesta de aquí ─anuncio, llamando su atención. ─De todas maneras ya me la había follado, y tú…eres mi zanahoria, podría echar de mi casa a cualquier chica, por la tonta pelirroja que invade el sillón ─murmura, provocándome una sonrisa. ─También te amo ─digo, tomando otro sorbo. Él deja sus luceros oscuros en mí mientras suspira, para negar con la cabeza una sonrisa─. Hasta que muera ─agrego, para lanzarme en el sillón, abrazando la botella de vodka. Unos días después… Camino a un costado de Virginia, quien le entrega a Destiny a su prometido, el señor Maxwell; un moreno de casi metro noventa, vestido de traje que ama con locura a Gini o como le dice: “conejita” suspiro, cuando le da un beso en la frente para entrar al baño de pañalera, del centro comercial. Cruzo mis brazos, sintiéndome mejor luego de pasar unas semanas en rehabilitación corazón con mis mejores amigos. ─¿Irás a revisión? Nunca se sabe…si era muy promiscuo ─menciona de repente, Virginia, llamando mi atención. Descruzo mis brazos, mirando a un chico guapo que me observa de más, le doy una sonrisa, para colocar mis luceros en los ojos verdes de la petiza de cabello corto. ─Sí, tengo cita para hoy, de todas maneras no creo que haya algo extraño allá abajo. Lo que sí, es que sangré poco y mi periodo se ha retrasado como dos días…quizás, es que por el estrés de buscar empleo, me está afectando ─expreso, encogiendo mis hombros para restarle importancia. Los ojos de Virginia se abren. ─¿No estarás embarazada? ─Inquiere, sin tapujos. Le chisto, para que baje la voz. ─Uso pastillas, es imposible ─murmuro, negando con la cabeza. ─Nada es imposible…además, Logan me dijo que has vomitado en su sillón. ─Eso fue por el vodka y antes, me había…tomado la pastilla ─suelto, nerviosa al recordar. Abro los ojos, dándole un beso en la mejilla─. Sigan sin mí, iré ya mismo al consultorio ─digo, rápidamente. ─¡Pero se supone que iríamos al cine! ─Exclama, Virginia. Corro entre las personas con el corazón latiendo con fuerza para dirigirme al consultorio lo antes posible. ** Sentada en la camilla, muevo mis pies, luego de pasar por todos los exámenes de protocolo. La Doctora, entra, mirándome con una sonrisa. ─Enhorabuena, todo parece estar muy bien ─anuncia, provocándome un suspiro de alivio. Salto, colocando mis pies en el suelo. ─Lo sabía, sabía que no estaba embarazada ─digo, haciendo ademán de vestirme. ─Espere, señorita Peralta. Disculpa, me he expresado mal...Está muy bien para el desarrollo de su bebé, he podido ver la formación del saco gestacional y su… Los ojos se me van al igual que mi cuerpo…se siente pesado «Esto no me puede estar pasando, ¡Es un bebé sin encargo!» pienso, mis vista se coloca nublada y oscura; desmayándome.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD