«Lo amo, con intensidad, y hasta que muera» pienso, corriendo hacia él. Él me envuelve en sus brazos, mientras que su calor junto a su perfume, me impregnan por completo. Oculto mi rostro lloroso en su pecho, sintiendo las caricias de sus palmas en mi espalda. Besa mi coronilla, con cariño, erizándome la piel. ─Nunca estuve tan feliz de volver a verte ─menciono, en su pecho, casi en un hilo de voz. ─Tú estabas huyendo de mí…Raquel, no era yo quien estaba ocultándome de ti, todos los malditos días luego de trabajar en el restaurante, venía, para intentar hablar contigo, pero me negaban cada una de las peticiones…eres más difícil de contactar de lo que pensaba ─expresa, llevándome a mirarle. Frunzo el ceño, sintiéndome una idiota por querer evitar que mi corazón se exponga una vez más.